El brasileño lidera el triunfo del Madrid con doblete y amarilla que acarrea sanción. Valverde, tres asistencias, Rüdiger y Carvajal blindan a los blancos ante un Osasuna que resiste durante una hora
El Real Madrid solventó con autoridad su duelo ante Osasuna, blindando el liderato antes del parón. Lo hizo enganchado al de siempre en las últimas semanas. Vinicius Junior fue extraordinario en el juego, con un doblete repleto de calidad, además de orientar todo el ataque blanco. Fue ingobernable para la defensa rojilla pero también para su propio equipo. Será baja ante el Athletic por una protesta absurda e innecesaria. Poco pudo oponer Osasuna a un Madrid sóido, con Valverde, Carvajal y Rüdiger ganando peso y jerarquía en el fútbol blanco. Difícil dar respuesta a un equipo tan equilibrado.
El Sadar fue el escenario elegido por Ancelotti para el ensayo serio con Tchouaméni de central. Frente a un delantero de referencia como Budimir y ante un adversario exigente, el italiano escogió al francés para blindar el área y relegar a Nacho. También alteró el plan habitual colocando a Vinicius más centrado. Mano de santo. Se lió de mala manera Catena al presionarle Vini, robó el brasileño, encaró a Herrera, se escoró a la derecha y cruzó raso a la red. En justa correspondencia al error rojillo, Camavinga concedió un córner tres minutos después que peinó sin querer Carvajal, devolvió Herrando al área chica y Budimir remachó desde cerca. Un arranque de vértigo.
Pese a la concesión en ese saque de esquina, el Madrid gobernó el partido con autoridad. Perdonó Vinicius en un pase estupendo de Rüdiger que le dejó mano a mano con Herrera. El meta ganó esta vez la partida. Y es que, a pesar de los cinco defensas, Osasuna no lograba controlar el espacio defensivo por las apariciones inesperadas de los madridistas. Controló Rodrygo como extremo zurdo, metió a Valverde en posición de interior izquierdo, controlo el uruguayo, metió de espaldas y llegó Carvajal para rematar como un experto ariete. De exterior, a la escuadra. Golazo del lateral, posiblemente en el mejor momento de su carrera.
En pleno desconcierto rojillo se escapó de nuevo Vinicius, quebró en el área con el tacón y Unai García se lo llevó por delante. Martínez Munuera no estimó penalit. Ni Iglesias Villanueva en el VAR. Ni la tele, que no consideró la jugada trascendente y la repitió una vez, pese a su interés objetivo. Puede que fuera el origen de que, unos minutos después, el brasileño protestara con insistencia (demasiada) tras señalar el árbitro una falta similar de Tchouaméni. Se ganó la amarilla, tuviera parte de razón o no, y la grada le llamó «tonto». Detalle a tener en cuenta para lo que vino después.
Aguantó bien Osasuna hasta el descanso, presionando al Madrid y forzando alguna que otra ocasión, como la de Arnáiz que sacó Lunin en una buena estirada. Actuación convincente del ucraniano, especialmente al controlar el juego aéreo. Tras el descanso, y después de la amarilla de rigor para Camavinga por no medir en una entrada, el meta buscó el balón largo a Valverde que peinó a su espalda y Brahim, sorprendiendo por el centro, resolvió con eficacia. Al margen de cualquier otra consideración, es una pena que la selección española no pueda contar en el futuro con un futbolista distinto y que siempre aporta.
Quedó maltrecho Valverde al chocar con Catena. El uruguayo, espléndido toda la tarde, fue decisivo en el cuarto, al tirar el desmarque que tan bien vio e interpretó Rüdiger. Pase con el exterior, control y dejada de Fede para la irrupción de Vinicius, que se fue con velocidad, citó a Herrera y le picó, cruzado y con efecto. Definición de astro mundial. Envalentonado, se echó la mano al oído para que le repitieran desde la grada lo que le habían dicho previamente. Le contuvieron sus compañero y le regañó Ancelotti. Las formas serán discutibles, pero no los datos: 12 goles en los 15 partidos de 2024. Vinicius es el hombre que ha atado el liderato y media Liga para el Madrid cuando Bellingham ha vuelto a ser humano. Un futbolista descomunal
El partido estaba liquidado, como demostraron los cuatro cambios de Jagoba, aprovechando para dar minutos a los menos habituales. También metió cambios Ancelotti, que tardó un buen rato en meter a Arda Güler, tras su estreno ante el Celta. Las jerarquías que tanto pesan en las decisiones del italiano. No marcó Rodrygo pese a intentarlo en dos buenas acciones que salvó Herrera. Sí acertó Iker para Osasuna, remachando un centro atrás de Areso. Quedaba el cierre de lujo, a cargo de Güler. Controló en la medular, se dio un autopase y soltó un zurdazo demoledor, 50 metros, al larguero. Llegará el día en que el chico tenga más minutos. Porque prometer, promete.
/Marca
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