Según la transmisión oficial, el defensor chileno y el»Diablito» Etcheverry fueron lo mejor que mostró el «Millonario» en el 2-0 en Venezuela
El ingreso de Claudio Echeverri, la segunridad que transmite Paulo Diaz en defensa, una carambola de Sebastián Boselli y un golazo desde más de 30 metros de Nicolás Fonseca fueron las acciones que le permitieron a River ganar 2-0 ante Deportivo Táchira en su debut de la Copa Libertadores de América. En el juego, el elenco que comanda Martín Demichelis volvió a quedar en deuda. Pero arrancó con el pie derecho y eso acaso era lo único necesario.
Le vienen costando los partidos a River y el estreno en su máximo objetivo de la temporada no fue la excepción, muy a pesar del débil rival que tuvo enfrente. Es verdad que a Demichelis cada vez le cuesta más encontrar el esquema y los intérpretes. Incluso en la última conferencia de prensa se le preguntó al DT por la idea y la recepción de la misma del plantel. Pero en River llegó la hora de poner el foco en los futbolistas y ahí no se le pueden cargar todas las culpas al cuestionado ‘Micho’. Están en niveles bajos los jugadores y River sufre.
El entrenador respaldó a Nacho Fernández, uno de los más cuestionados por los hinchas. El relegado fue Esequiel Barco, otro de un pobre 2024. Demichelis intentó plantar en cancha un equipo ofensivo y que asuma el protagonismo y por momentos lo logró. Pero le faltó fineza en los pases y en los controles. El dibujo fue un 4-3-3 que por varios pasajes se pareció a un 4-4-2, con Nacho -otra vez más de atacante que de volante- cerca de Miguel Borja y con Colidio y Solari corriendo por las bandas. Al eje se lo repartieron Fonseca y Aliendro.
Tuvo sus chances claras River y no se fue al descanso en ventaja por la mala puntería. En la más clara, Borja erró una imposible: cabeceó desviado a centímetros de la línea de gol. En cuestiones así, ¿qué se le puede reprochar al DT?
La actitud de River en los primeros minutos fue positiva. Solari también tuvo una de cabeza y se fue cerca. El colombiano Borja sumó dos remates desde afuera, ambos desviados por poco. Pero se fue apagando River por acumulación de malas acciones individuales. Y ahí se evidenciaron los momentos de los futbolistas. Leandro González Pirez abusó de los pelotazos, Pablo Solari tuvo como única alternativa desbordar, Nacho Fernández ejecutó mal casi todas las pelotas paradas, Colidio no participó, Enzo Díaz falló en los controles y a Aliendro lo costó encontrar su lugar.
Y Táchira se fue metiendo en juego, principalmente con las pelotas paradas. Entregó un par de córners River y la sensación de peligro se hizo presente. El chileno Paulo Díaz volvió a ser el mejor del equipo en esa etapa inicial que pasó de la ilusión a la preocupación.
Demichelis no realizó modificaciones en el entretiempo y sorprendió porque el andar del juego se lo pedía casi que a gritos. Esos minutos fueron los peores de River, más allá de que tuvo un par de ocasiones en los pies del errático y desconocido Borja: contó con 5 claras y las falló a todas.
A los 21 minutos llegó el momento de la noche: entró Echeverri por Nacho Fernández. Y el Diablito revolucionó el partido con sus gambetas y su verticalidad. De todos modos, la suerte fue lo indispensable porque el encuentro se abrió con una carambola insólita: Anthony Uribe intentó despejar y la pelota le rebotó en la cara a Boselli para meterse con violencia en el arco defendido por Araque.
Al juego le quedaría el golazo de Fonseca desde más de 30 metros. Para que River gane confianza y para que Demichelis tenga al menos unas horas de calma.
Se tranquilizó River con la ventaja porque el resultado ya no estuvo en duda: Táchira es un rival muy inferior. La sensación es que no clasificará a los octavos el equipo que deje puntos en Venezuela. Al grupo lo completan Libertad de Paraguay y Nacional de Uruguay.
/Clarín de Buenos Aires
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