El brasileño, suplente, sofoca la rebelión del Espanyol con una asistencia y un gol. El Madrid mezcla el rock and roll con la samba de Rodrygo y Endrick para firmar su mejor actuación del curso
El Madrid tiene un ritmo infernal. Es rock and roll, como pide su entrenador, o dulce samba brasilera. Cuajó un partido notable, el mejor del año, y coronó con goleada un duelo complejo ante un Espanyol que se había puesto por delante. Cerró así el rosco de la temporada perfecta, 38 partidos de Liga sin perder, desde la derrota en el Metropolitano de hace un año. Si el Alavés lo permite el martes, allí pondrá a prueba una marca sorprendente para un equipo que juega poco. Menos mal. La goleada fue un duro castigo para un buen adversario, noble y bien armado, que aguantó una hora, hasta que entró Vinicius, un solista irresistible.
Tiene razón Ancelotti. Al Bernabéu le gusta el rock and roll. Aunque prescindiera en el once de su mejor solista, Vinicius, el Madrid gustó a su hinchada desde el inicio. Por intención y por actitud. Desde el 4-3-3, asumiendo riesgos, con Valverde como ancla y Güler en el costado derecho, tuvo el juego que le había faltado hasta la fecha. Influyó la presencia de un chavalín en la medular que despunta. Modric. Se ofreció en salida, filtró pases cortos y largos, ejecutó el balón parado y hasta apareció como interior derecho para servir algún centro venenoso.
Pese a la notable mejoría en el juego, el equipo blanco no marcó. Pudo hacerlo Mbappé en tres ocasiones, tras recibir de Güler, de Rodrygo y de Modric,. En todas adivinó la intención Joan García, con un aplomo sorprendente. Ágil en los remates cruzados y firme ante los remates potentes, transmite seguridad a su equipo, que se sabe protegido. Clave en un buen Espanyol que empezó dominado y acabó el primer tiempo respondón. Fue clave el cambio táctico de Manolo González que archivó el 5-3-2 inicial para ganar la superioridad con cuatro en el medio. Robó más alto, y en uno de ellos, al interceptar un pase horizontal de Carvajal, Puado pudo coronarse con un disparo desde 45 metros. Le faltó precisión, pero le sobró descaro.
Sufrió el Espanyol, claro. Pero ganó el descanso con el 0-0, como hizo en el Metropolitano, sin descomponer la figura. Lucieron sus volantes, Kral y Jofre, con Pol Lozano dirigiendo la salida y Romero completando línea con el cambio de dibujo. Fue el zurdo quien avisó tras el descanso que no iba a ser un paseo. Soltó un remate estupendo, a larga distancia, que no encontró escuadra por milímetros. No avisó más. Un saque largo a la contra de Joan García habilitó a Jofre como extremo, emparejado por Güler, y el centro atrás del perico, duro y cerrado, sorprendió a Courtois, que desvió de tacón a su portería.
El 0-1 aprovechó la ausencia de Carvajal, dolorido del tobillo al recibir una entrada minutos antes. Entró Vinicius de inmediato, por Arda, y calentaba ya Lucas en la banda cuando Valverde probó desde lejos, Kral perdió el balón en zona sensible ante Bellingham y el centro tenso del inglés se escurrió bajo el cuerpo del portero. Entrara o no, Carva acudió para hacer el gol del cojo y sofocar la revuelta del Espanyol, que estaba por delante sin haber tirado entre los tres palos.
El campo se inclinó hacia el área espanyolista. Generaba mucho el Madrid, muchísimo, pero le faltaba romper las jugadas. Atrajo la atención Vini, que empezó a cortar hacia dentro. Redobló esfuerzos el Espanyol en el centro, pero no pudo contener la clase del brasileño, que no había empezado fino la temporada. Llevaba semanas ensayando su centro de exterior, a lo Modric, pero no acababa de afinarlo.
Lo hizo en el mejor momento. Tiró una banana inversa perfecta para un rematador, y allí acudió Rodrygo Goles para culminar la remontada. Manolo González buscó la reacción con los cambios, pero el Madrid ya era un ciclón. Una pérdida en la medular bastó a Mbappé para servir en profundidad a Vini, reconstruido. Cruzó con eficacia. Entró Endrick para el tramo final y el brasileño aprovechó de nuevo sus minutos. Porfió con Romero en banda, se fue por potencia y el intento del perico por detenerle acabó en penalti, con un agarrón que murió en el área. Mbappé aprovechó la ocasión para aumentar su cuenta y agrandar la racha del equipo blanco. Este Madrid comienza a afinarse.
/Marca
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