El Athletic gana con justicia por presión y acierto, confirmando su candidatura a la Champions. Mbappé falla otro penalti en la derrota blanca tras cometer errores impropios
Con lo que costó ponerse a tiro del Barça, el Real Madrid sembró de dudas su condición de aspirante al título. Con un plan conservador, el de Ancelotti, y sin el liderazgo de su estrella, un Mbappéq que falló otro penalti clave, el conjunto blanco cayó con todas las de la ley ante un Athletic superior en todos los aspectos. En intensidad, ambición, entrega y remate. Berenguer y Guruzeta, los dos puntas dispuestos por Valverde, aprovecharon las concesiones de un Madrid que no supo ni pudo responder al desafio del Barça. Sólo Bellingham estuvo a la altura de la exigencia en otro partido grande con gatillazo blanco.
Porque no hay manera de esconderse en San Mamés. Los partidos en La Catedral se juegan a todo trapo, sin tregua, sinónimo de sufrimiento para un Real Madrid que buscó blindarse en la medular para que pasara poco. Ancelotti metió a Tchouaméni por Brahim para jugar con cuatro en el medio, pero no logró controlar el partido por la presión rojiblanca. Como la que provocó el error de Asencio a los 4′, un robo que dejó a Nico escorado, solo, para que Courtois sacara abajo con mérito. Primera y única parada del primer tiempo.
La respuesta del Madrid llegó a tirones. Mbappé buscó la profundidad por izquierda mientras Rodrygo buscaba hacia dentro, Fran García remató y el doble rebote cayó a Kylian, que marcó desde cerca, en fuera de juego. Lo pitó Sánchez Martínez, pero le llamó desde el VAR Figueroa Vázquez para que juzgase si había penalti de Gorosabel al brasileño y posición legal del galo al venir la pelota de un futbolista del Athletic. Ni una, al tocar la pelota el defensor, ni otra, al aprovechar la posición ilegal previa a los rebotes. Jugada compleja, pero que demuestra la diferencia de criterio entre los árbitros, en este caso el del VAR y el de campo.
El Athletic fue más intenso. Mucho. Ganó casi todos los duelos y dobló en faltas a su rival. Valverde también fue precavido y colocó a Berenguer de falso 9, complicando la marca de los centrales blancos. Estuvo a punto de salirle bien en la mejor acción del primer acto. Perdió en banda Fran García, que perdió seguridad en el pase desde el primer error, centró Jauregizar al área, Iñaki dejó de tacón y Berenguer remató arriba. Fue la mejor opción de un primer acto de ida y vuelta, sin áreas, exigente para los volantes. Como Bellingham, generosísimo en el esfuerzo,
El caso es que el Madrid gestionaba el partido como si le valiera el empate. Todo lo que no pasó en el primer tiempo, ocurrió en el segundo. Golpeó el Athletic hurgando en las debilidades blancas. Un centro lateral, cerrado, de Iñaki, una indecisión insospechada de los centrales y Courtois, y Berenguer rebañando con el cuerpo el gol. San Mamés estalló con la convicción de que podría romper su bloqueo frente a los blancos.
Obligado por la circunstancia, Ancelotti metió a Brahim y el Madrid ganó presencia en área contraria. En una falta lateral se anticipó Rüdiger a Agirrezabala. Sánchez Martínez interpretó que el meta arrolló al central y pitó penalti. Mbappé lanzó, por la derecha, a media altura, fácil para el portero. La ansiedad apresó al francés, que poco después tuvo un remate claro, tras pase atrás de Rodrygo. A las manos. De repente, el Athletic buscó cobijo en su zona, cansado también por tanta presión. Valverde, por contra, relevó al goleador para meter a un 9 clásico. Mano de santo.
Lo mejor que firmó Mbappé en otra noche decepcionante fue el latigazo que originó el empate. Desde el extremo zurdo, obligó a despejar a Agirrezabala y allí acudió Bellingham para completar el tanto. Parecía crecer el Madrid, que tuvo una por medio de Rodrygo bien atajada por Agirrezabala. Sin embargo, volvió a conceder el bloque blanco con un error impropio. Fede Valverde controló entre centrales, buscó medio pase medio regate ante Guruzeta y el ariete obtuvo premio. Robó y marcó por bajo, recompensa a la ambición y el esfuerzo de un Athletic superior.
Los cambios de última hora no dieron ni ataque ni orden. Retrato de un equipo que no recuerda ni de lejos al que fue campeón de Liga y Champions. Ojo, que lo próximo es Girona y Atalanta. Sin Vinicius. Preocupante.
/Marca
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