
Un golazo del francés decidió en la prórroga una final que De Burgos Bengoetxea y el VAR evitaron que se decidiese antes en favor del Barcelona
¡Memorable! Koundé ya está en la historia del Barça con letras de oro. El francés empujó al Barça a la gloria. Enorme triunfo para el equipo de Flick, que pase lo que pase hasta final de temporada podrá decir que comienza su singladura en el Barça, esperemos que larga, habiendo ganado dos finales al Real Madrid. El conjunto azulgrana se deshizo de un Madrid inferior que había reaccionado, de la mano de la entrada de Mbpappé, tras un primer tiempo de clara superioridad azulgrana. Dio la vuelta, con goles de Mbappé y Tchouameni, al golazo inicial de Pedri, pero en el tramo final apareció Ferran, en su cita copera con el gol, para forzar la prórroga. De Burgos Bengoetxea impidió que el triunfo llegase antes de la prórroga, lo que sirvió para que un obús de Koundé hiciese historia.
Una clave importante pudo haber estado en la rápida lesión de Mendy, que hizo que entrase en liza, contra Lamine Yamal, Fran García, que salió hecho un flan. Casi tanto como el coaccionado De Burgos Bengoetxea, quien, víctima de chantaje, exhibió una grosera tolerancia con el Madrid en jugadas merecedoras de tarjeta y que quedaron impunes. Aparte de comerse penaltis.
Rápidamente, desde el inicio, tomó el dominio del juego el Barcelona, con el Madrid aposentado en su campo y sin apenas oler la pelota en el inicio. Mucha tensión en el juego, cautela blanca. Una internada de Ferran con pase a Raphinha fue interceptada por Valverde. Y de nuevo Valverde cortó, con la mano, un centro de Raphinha que buscaba a Ferran. De Burgos dijo que la mano estaba apoyada. Penalti que ni De Burgos ni, por descontado, el pobre hombre del VAR se atrevió a pitar. Tampoco se atrevieron en una acción con Olmo al borde del área.
Imparable para Courtois el 1-0, después de una fase en la que el dominio azulgrana no se había traducido en gol, en parte gracias al meta belga, que rechazó a córner un remate de Koundé a centro de Raphinha. Una recuperación de Cubarsí activó a Pedri, quien cedió en largo a Lamine Yamal. El extremo sentó a Fran García y, aunque Olmo estaba esperando el pase, Lamine Yamal optó por buscar la subida de Pedri. Buena decisión. El remate del canario fue brutal, por la mismísima escuadra. Imparable para Courtois.
NO LIQUIDA EL BARCELONA
No podía permitirse el Madrid seguir escondido en su cueva y reaccionó. Bellingham marcó, pero en fuera de juego, y al filo del descanso Iñigo cometió penalti sobre Vinicius, que sin embargo estaba también ‘off side’. De Burgos, que había perdonado dos veces la tarjeta a Rüdiger en la primera parte, ya había señalado penalti. No vio, en cambio, un agarrón de Ceballos a Cubarsí en el área cuando el central iba a rematar un córner que, lanzado por Raphinha, dio en el palo y estuvo a punto de convertirse en gol olímpico. Cubarsí podría haberlo rematado sin el agarrón de Ceballos.
Había empezado Mbappé en el banquillo y fue el revulsivo en la segunda parte. Desde el primer momento, se vio que el guión del partido iba a tener más protagonistas que en el soliloquio inicial del Barça. Cualquier pérdida amenazaba con transición blanca.
A un chut de Vinicius tras una recuperación muy cerca del área del Barcelona le faltó muy poco para convertirse en el empate. Desde la entrada de Mbappé el Barcelona había comenzado a perder balones en zonas peligrosos y el partido tomaba una deriva peligrosa para los azulgranas, que sin embargo tenían más espacios a la contra y Raphinha cruzó demasiado el balón dos veces desde la izquierda. La final se había convertido en un sube y baja. Peligroso para el Barcelona
De Mbappé fue el empate. Un golazo de libre directo, tras una falta de Frenkie sobre el propio delantero francés, que se iba solo. A la contra, el Madrid empezaba a hacer mucho daño y la remontada, a cargo de Tchouameni, se consumó a la salida de un córner.
A la contra, el Madrid había hecho mucho daño al Barcelona, que era el que debía reaccionar. Y ahí apareció Ferran, el goleador de la Copa, que cogió un pase extraordinario de Lamine Yamal, ganó la espalda a Rüdiger, sorteó a Courtois y marcó. Tras comerse un penalti muy claro de Rüdiger a Ferran, De Burgos pitó uno a Raphinha, pero después el VAR lo anuló. No sabía cómo justificarlo y se inventó piscinazo de Raphinha. El atraco, iniciado el día anterior, estaba consumado. Pero, en la prórroga, Koundé impidió el atropello.
/Escrito por Joan Poquí para Mundo Deportivo
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