El encierro y el celibato en Toca da Raposa molestó a los jugadores de la selección nacional, al compararlo con la condición más humana en que trabajaban otras selecciones, que en la cancha igual ganaban. También hubo desencuentros fuertes en el cuerpo médico y entre Jorge Valdivia y el cuerpo técnico.
SANTIAGO.- Si había algo que inquietaba de sobremanera a muchos de los seleccionados chilenos en Toca da Raposa era encender la televisión y ver las libertades que tenían varios de los equipos participantes en el Mundial. Y más se encrispaban cuando esos mismos equipos ganaban y ganaban en la Copa.
Así lo señala un reportaje publicado hoy por el diario La Tercera que sigue, de esta manera, relatando que no era oro todo lo que brillaba al interior de Toca da Raposa:
«Veíamos que muchos podían salir del encierro sin problemas y que aquello no generaba ningún problema. Nosotros ya veníamos concentrados desde Chile por varias semanas y seguir entre cuatro paredes ya nos estaba inquietando», cuenta uno de los seleccionados, que reconoce que la salida a la churrasquería el 17 de junio, 12 días después de llegar a Belo Horizonte, fue un triunfo de los jugadores.
El encierro fue largo. Tedioso en algunos casos. También fue testigo de escenas conmovedoras. Allí al interior de Toca da Raposa hubo lágrimas de Alexis Sánchez la noche posterior a la eliminación. Igual que de Gonzalo Jara. Nada de lo que pasó en esas semanas se olvidará fácilmente para jugadores y cuerpo técnico.
UN TRIUNFO RELAJANTE
Entrenamiento abierto de la selección chilena en Belo Horizonte
El tema de la hermética concentración y las pocas actividades extraprogramáticas que tuvieron a lo largo de la estadía en Belo Horizonte, sin duda que fue una de las que más marcó la convivencia interna. Los partidos de ping pong y las apuestas en el pool ya no generaban la misma diversión que en los primeros días. Lo mismo que los juegos de cartas. Los jugadores querían salir aunque fuera por algunas horas de Toca da Raposa.
Afortunadamente para los jugadores, después del triunfo con España el régimen comenzó a ser más flexible. Prueba de ello fue la salida que tuvieron los jugadores al día siguiente de la victoria en el Maracaná.
Jorge Desio, quien es siempre el que maneja toda esta clase de permisos, les permitió a los seleccionados salir de Toca da Raposa por algunas horas. En principio, hasta las 20.00. Pero durante la tarde los mensajes y llamados a su celular comenzaron a hacerse reiterativos. Con el recuerdo fresco todavía del triunfo ante los campeones del mundo, accedió a que la vuelta al lugar de concentración fuera a las 23.
HERMETISMO PURO
La molestia del cuerpo técnico de la Selección por unas fotografías que se tomaron de un asado que realizó el plantel antes del debut con Australia, y posteriormente de unas imágenes de una práctica, sólo reflejaban el deseo de Sampaoli de evitar que cualquier información emanada desde Toca da Raposa sirviera de ayuda para sus rivales.
Ni hablar cuando apareció el helicóptero de la cadena brasileña O Globo sobrevolando el entrenamiento previo al duelo con el Scratch. De inmediato decidió parar la práctica, al tiempo de que funcionarios de la ANFP salían a la calle a ubicar a los periodistas del medio en cuestión para amenazarlos con un eventual veto en caso de que no se fuera el vehículo aéreo. La medida no se hizo efectiva, para evitar un nuevo conflicto como había sucedido días antes con profesionales de un diario nacional.
Pero el miedo a las filtraciones también lo adoptaron como propio los jugadores. Siempre se mostraron recelosos de que salieran a la luz pública situaciones que ellos entendían como privadas. Como cuando Arturo Vidal alzó la voz en Belo Horizonte por un video que fue mostrado por un canal de televisión chileno donde se mostraba la salida del bus desde Juan Pinto Durán con imágenes de los seleccionados arriba de la máquina.
El volante de Juventus, incluso, tuvo claras sospechas sobre algunos que pudieron haber entregado ese material y les manifestó que esas situaciones no se podían permitir. Hubo reunión tensa y llamada de atención. El mensaje era claro. Nada de la intimidad se podía dar a conocer sin que los involucrados aceptaran. Como sí era el caso de las fotos en Twitter, que hicieron furor entre los seleccionados, sobre todo antes y después de los partidos y entrenamientos.
Jorge Sampaoli llegó a Belo Horizonte con una idea muy marcada. Para ser competitivos en el Mundial, necesitaba a tipos dispuestos al sacrificio absoluto. Tanto en los entrenamientos como en el partido. A excepción de Vidal, quien por razones lógicas no podía rendir en su máximo potencial, el técnico esta vez no haría concesiones.
En ese sentido, el gran damnificado fue Jorge Valdivia. El volante, que fue
sometido a toda clase de tratamientos durante largos meses, a visitas permanentes a Brasil del fisioterapeuta José Amador para evitar lesiones, no pudo convencer al técnico de que podía ser una real alternativa. Simplemente, por una cuestión física.
En cada práctica en Toca da Raposa, el DT se dio cuenta que el Mago no le serviría para el estilo de juego que pretendía sostener ante España y Holanda. Su aparición ante Australia, más allá del gol, lo terminaría condenando para el resto del Mundial.
La presencia del fisioterapeuta José Amador resultó clave para que jugadores
como Arturo Vidal y Gary Medel pudiera actuar, pese a no estar sanos. El profesional cubano realizó un trabajo impecable ante los ojos de Sampaoli, quien no se cansaba de alabarlo en público y en privado.
Pero esto le generó al mismo tiempo un distanciamiento con el cuerpo médico, especialmente con Giovanni Carcuro. La decisión de hacer jugar a toda costa a Vidal, pese a no tener el alta médica generó diferencias. Sobre todo porque Sampaoli decididamente le consultaba más a Amador que a los propios doctores sobre el estado de los jugadores. La conferencia de prensa de Carcuro reconociendo que la decisión de hacer jugar a Vidal siempre iba a ser más técnica que médica, hablaba a las claras del conflicto al interior de la concentración. Ropa sucia, celos, decepciones. La cara B del encierro en Toca da Raposa.
/Fuente: diario La Tercera/
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