Aplausos para Wanderers que ganó este último partido por 2-0 y redondeó una campaña sencillamente extraornadia. Y el respeto para Colo Colo, que dio lucha hasta el final y si bien terminó tercero, fue su aporte en los metros finales el que hizo tan emocionante este final de campeonato.
por Gerardo Ayala Pizarro
VALPARAÍSO.- Wanderers ha terminado su tremenda campaña como vice-campeón del fútbol chileno. Más de lo que todos esperaban, seguramente, al inicio del campeonato. Pero menos, tal vez, para recompensar el tremendo esfuerzo desarrollado por un equipo con plantes largamente inferiores en número y en pesos a los de Universidad de Chile y Colo Colo. A los que les dio lucha hasta el último minuto. Incluso, derrotando merecidamente a los albos en el partido que formaba parte del «supersábado» del fútbol chileno. EN EL PRIMER TIEMPO, WANDERERS YA FUE MEJOR La primera mala noticia fue para Colo Colo y llegó en el calentamiento en los camarines, previo a la entrada de ambos equipos a la cancha: se confirmaba la ausencia de Esteban Paredes. No eran muchas las esperanzas, pero igual hubo un gesto de decepción en Héctor Tapia cuando el doctor Yáñez y el propio jugador le entregaron su veredicto: es mucho el riesgo de desgarro, el tirón persiste, mejor no arriesgarlo. La decisión trajo consigo otra importante: la conformación del equipo, con Claudio Maldonado incorporado a la línea de volantes para soltar a Emiliano Vecchió, como un media punta y en ataque neto, solamente Flores y Delgado. No le resultó a Colo Colo esta conformación inicial. Porque, aun con Maldonado, el control del medio campo fue para Wanderers, con el buen trabajo del tridente conformado por Ormeño, Luna y Medel, más el adelanto hasta esa zona de los laterales Schulz y Barriga. Estos pudieron proyectarse sin problema, porque tanto Flores como Delgado resultado absolutamente inofensivos. Escasísimo aporte ofensivo de ambos y por lo mismo, ninguna inquietud para Viana. Por lo mismo, lo mejor se vivió cerca de alcro de Villar, que fue una de las figuras de Colo Colo, después de Barroso, que hizo un primer tiempo excepcional – sólo empañada por una tarjeta amarilla-, que no le dio un metro a Roberto Gutiérrez para que impusiera su sello de peligrosidad. Como lo propio hacía Vilches con Cellerino, a Wanderers le quedó el remate de distancia (elemento ofensivo nada de despreciable, cuando se cuenta con el viento como aliado y que por momentos llegó a soplar a unos 40 km/h) y lo aprovechó bien: Cellerino provocó la mejor atajada del meta paraguayo y dos impactos de Luna y Medel respectivamente, que golpearon la parte externa del vertical izquierdo. CAMBIA EL VIENTO, NO CAMBIA EL PARTIDO El viento que en la etapa inicial había soplado en favor de Wanderers, por lógica en la etapa de complemente tenía que hacerlo en favor de Colo Colo. Pero no fue tan así, porque siendo tan caturro como el que más, el viento dejó de soplar con la misma intensidad de los 45 minutos iniciales. Por eso, las modificaciones que intentó Héctor Tapia para terminar con el 0-0, primeramente el ingreso de Toro para adelantar a Beasejour y posteriormente el sacrificio que se le pidió a Esteban Paredes para que en los últimos veinte minutos buscara ese gol que se necesitaba como agua en el desierto. Ese gol que nunca llegó. Y que, para ser franco, salvo en na entrada limpia de Vecchio que tapó magistralmente Viana, nunca se vio por donde podía llegar. Y ya en los minutos finales, la noticia que nadie quería escuchar en Valparaíso: gol de Universidad de Chile. Canales de penal hacía que el empate ya no le sirviera a Colo Colo y que a Wanderers no le sirviera absolutamente nada, ni siquiera esos dos goles que llegaron en los minutos de descuento, por intermedio de Mier y de Barriga. Se estructuró así un 2-0 final que hizo justicia para el que fue mejor y se queda con la satisfacción de redondear en su cancha una campaña extraordinaria, que ahora deberá refrendar en la Liguilla para optar a un más que merecido cupo a la Copa Libertadores de América. Para Colo Colo, la tranquilidad por haber dado lucha hasta el final. De haber ganado el superclásico y haber descontado en un momento cinco puntos que parecían imposible de remontar. Ahora, en el caso de los albos, el descanso merecido y la necesidad de explotar al máximo esos tres cupos que permite el reglamente para reforzar el equipo con miras al durísimo año 2015 que les espera. En definitiva y a manera de resumen, aplausos más que merecidos para Wanderers. Y silencioso respetuoso para el retiro de la cancha de Colo Colo, que no se dio por vencido, aún estando vencido.
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