¿Qué le pasa al Real Madrid? ¿Queda algo del equipo que asombró en 2014? ¿Qué le pasa a la BBC? ¿Y a Kroos? Son algunas de las preguntas que el madridismo se hace pero que no obtienen respuesta. El equipo volvió a caer y lo peor es que dio sensaciones de hundimiento general. El desplome ha dejado el liderato en bandeja para el Barcelona, que se mide hoy al Rayo en el Camp Nou, y con la derrota aún caliente no hay demasiado optimismo y sí preocupa en el club la tendencia en este 2015 que ya arrancó con derrota frente al Valencia.
El Real Madrid se desangra vivo. Cada partido que disputa el equipo de Ancelotti es un auténtico calvario para unos jugadores sin espíritu, sin alma y sin ideas en ataque. El balón quema, abrasa a los mismos jugadores que encadenaron 21 triunfos seguidos y que ven como están a un paso de perder el liderato. El Athletic le puso ganas, coraje y dosis justas de su fútbol. Los rojiblancos se limitaron a esperar a que apareciera la ocasión. Llegó mediada la primera mitad y Aduritz la aprovechó para sentenciar, dejando al Real Madrid sin capacidad de reacción.
Los focos volverán a situarse sobre Ancelotti, pero el italiano no es el único culpable. Jugadores comoBenzema y Ronaldo deberían preguntarse si son justos con el club que representan. En San Mamés escenificaron momentos de desidia con otros de no jugar al mismo deporte que practicaban meses atrás. Algún día explicarán los motivos por los que han dimitido desde hace varias semanas.
El Real Madrid se mostró como un equipo sin recursos. Con el empate a cero era una cuestión de actitud, de pelea, de ganas. Con el gol de Aduritz en lo alto de San Mamés, la cuestión ya se trasladó a lo futbolístico. Ni un desmarque en profundidad, ni un desborde dentro del área. Los recursos se limitaban a alocadas subidas de Carvajal y otras tantas de Marcelo. El brasileño tiene su gran cualidad en la capacidad de sorpreder con apariciones imposibles, pero cuando el lateral se convierte en el único recurso ofensivo, se vuelve previsible y sin efecto alguno. Pierde el sitio y la cabeza y su equipo todo poder ofensivo.
Lo que parece mentira es que un equipo como el Real Madrid no tenga capacidad alguna de respuesta. Con una hora por delante, fue incapaz de crear claras ocasiones de gol más allá del lanzamiento de Bale al palo desde el centro del campo y una jugada que Ronaldo no acertó a rematar con Iraizoz batido. Poco más. Y es que el Real Madrid se limitaba a colgar balones. Una y otra vez. Sin más ideas.
El Athletic jugó a divertirse. Con la final de Copa en el bolsillo, los de Valverde se lo querían pasar bien y lo hicieron. Aprovecharon la gran ocasión que tuvieron y después se limitaron a tocar el balón en la primera parte y en la segunda a que no lo hiciera el Real Madrid. Así Williams fue capaz desesperar a Carvajal o Iraola a Marcelo.
El Real Madrid de Ancelotti se deja en San Mamés algo más que tres puntos. En Bilbao se queda para los restos la sensación de que el equipo está roto, sin fondo ni juego. La Liga sigue estando ahí, al alcance de su mano, pero no la de este Real Madrid y sí la del Real Madrid de 2014, ese que ganaba y jugaba bien y no el de 2015, que invita a pensa a que lo peor está por llegar.
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