por Diego Latorre, comentarista del diario Olé de Buenos Aires
Argentina pasó un partido duro ante un rival histórico y lo hizo con mejoras en todas sus líneas. En general, fue muy buena la perseverancia que tuvo el equipo para abrir el marcador. Volvió a intentar por todos lados, y tuvo una interesante y saludable actitud para buscar siempre sin perder los estribos. Nuevamente, tuvo la posesión del balón. En ese sentido, un punto alto que mostró la Selección fue la producción de Pastore: su calidad para romper líneas, sus destellos de buen pie, el pase profundo, su habilidad y personalidad para pedir siempre la pelota para encarar, romper líneas y asociarse con los delanteros fue muy importante para evadir el juego destructivo de Uruguay. Fue un partido complejo el que le tocó al Flaco, porque ellos siempre se cerraron rápido y bien, su herramienta -en el primer tiempo sobre todo-, fue aglomerar un numeroso ejército en posición defensiva para anular al rival. El equipo del Maestro se limitó a eso y lo hizo bastante bien.
En contrapunto con ese vértigo vertical y alocado que mostró Argentina contra Paraguay, anoche hubo aplomo, movimientos cerebrales antes que esa sucesión de pulsaciones emocionales que lo llevaron a dejar espacios en el debut. El equipo tuvo la justa combinación entre calma y pulcritud defensiva. Hizo bien los deberes cuando le tocó retroceder. La dupla central que encontró Martino con Garay y Otamendi le está dando réditos. Estuvieron atentos, rápidos para ir a los costados y para anticipar, y concentrados para no descuidar al único punta aislado que clavó Tabárez. Luego, el libreto que conocemos de memoria: las jugadas de Messi para encarar y derrumbar muros, la templanza de Agüero para esperar su oportunidad, tal vez la única, pero la más importante: le cayó a él y no la desaprovechó, lo que demuestra que estamos ante un delantero paciente y lúcido, indispensable.
El segundo tiempo ante Paraguay dejó una huella, sobre todo porque Argentina es un equipo adolescente, que corregirá errores con los partidos y se entenderá con el correr de la competencia. Porque pese a que los jugadores se conocen, con Martino aún no han tenido mucho recorrido. Esta vez el equipo estuvo atento a no quedar desguarnecido. Subsiste y aprende. Crece. Y a medida que suma minutos, gana en firmeza.
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