Columna de Opinión de Sergio Betancourt S. /Periodista
Minuto 63 del partido y Eduardo Vargas aún tenía algo que decir. Raudo y veloz avanzó hacia el área de Perú y con un zapatazo de más de 25 metros batió al arquero peruano, Pedro Gallese, que poco y nada podía hacer frente a un tiro que – de seguro – llevaba parte del corazón del atacante. 2 a 1 y a celebrar. La Roja se ponía en ventaja y el resto es historia conocida. Chile finalista después de 28 años ¿y el rival? El peor o el mejor que nos podría haber tocado -dependiendo de dónde se le mire – Argentina.
Un equipo al que sólo hemos vencido seis veces en 82 enfrentamientos, un rival que nos ha anotado 182 goles y que hoy se presenta con un promedio de 2,2 goles por partido que disputa contra Chile. A todas luces, estadísticas que en cualquier parte del mundo augurarían un nuevo subcampeonato, pero NO en Chile. NO en un país que ha esperado 99 años por esto, NO en una selección que, a pesar de sus errores, ha demostrado que está para grandes cosas.
El sábado la batalla que se dará en el Estadio Nacional será algo histórico, será épico, e incluso desigual. Argentina no va a creer con lo que se va a encontrar. En la cancha no serán 11 contra 11, no irán solos. Seremos 17 millones de chilenos los que estaremos detrás de ustedes.
Acompañaremos a Bravo bajo los tres palos, a Medel en cada pelota dividida, a Vidal y Valdivia en todos los balones que toquen y a Sánchez y Vargas en cada gambeta y ataque al arco de Sergio Romero.
El sábado 4 de julio pasará a la historia como el día en que los 23 de Chile dieron vuelta las estadísticas, como ya ha pasado antes, y derrotaron al inmenso favorito. Quedará en la historia que los 11 kamikazes de Sampaoli vencieron a una Argentina que llegaba con la mejor delantera del planeta, que se vanagloriaba de contar con el mejor jugador del mundo y por qué no, de la historia.
El partido del sábado es el momento por lo que han luchado desde que se iniciaron en el fútbol, y es el momento por el que nosotros, la hinchada, la que los acompaña en las buenas y en las malas ha esperado hace más de 99 años.
Siendo honesto, creo que llegó la hora en que todo un pueblo se una para gritar campeón. Sé que este es su momento y sé que a 48 horas del partido de sus vidas, sólo depende de ustedes cumplir ese sueño, uno por el que muchos antes que ustedes intentaron lograr, pero que siempre fue esquivo.
Porque este sábado llegó la hora de demostrar que 99 ya son suficientes.
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