Lo que queda de temporada, si se juega, también estará marcada por la nueva norma temporal de los cinco cambios. Cuando se puede cambiar prácticamente a la mitad del equipo se puede estar delante de otro fútbol. Es evidente que poder hacerlo en tres tandas (no se pueden hacer cinco cambios individuales) abre una perspectiva estratégica diferente. La primera conclusión tópica es que beneficiará a los más poderosos porque tienen mejor banquillo y el jugador número 15 de los grandes es mejor que el 15 de los modestos. Pero también los once. A veces lo importante es leer la letra pequeña.
Por ejemplo, para un equipo que lleve a cabo una presión adelantada muy potente en la primera parte, ahora también podrá hacerla en la segunda, con la incorporación de dos futbolistas más. El fútbol de amasamiento de los partidos que ha planteado en muchas ocasiones el Barça para decidir en los últimos minutos con un rival cansado puede resentirse, al poder incorporar más músculo el adversario. Beneficia a los equipos con un tono físico más alto, ya que pueden mantener el ritmo durante más tiempo. Es posible que también sea el momento de los jugadores más eléctricos, más explosivos.
En principio solo es de aplicación esta temporada (lo han dejado abierto para la otra) y tiene que ver asimismo con las altas temperaturas en las que se va a jugar la competición, si se juega. En caso de que haya prórroga se podrá hacer hasta un sexto cambio. Se puede cambiar mucho la fisonomía del equipo y permite un juego estratégico muy rico, potenciando a los entrenadores capaces de leer los partidos desde el banquillo más que a los estrategas de pizarra antes del encuentro. Los técnicos pueden arriesgarse más con los cambios sin tener tanto miedo a que una lesión les deje en inferioridad y además permitirá que más jugadores participen en los partidos. La Federación decidió ayer que se permita ampliar la cifra de 18 convocados hasta los 23. Una buena medida
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