Lo primero que hay que dejar de manifiesto: fue un partidazo.
Y el mérito principal sin duda que es de Cobresal. El cuadro minero no jugaba desde marzo y en ningún momento fue un equipo que se mostrara falta de fútbol o en precario estado físico. Por el contrario, el mismo nivel y el mismo ritmo que mostrara antes de la pandemia y que lo tiene ya seis fechas sin perder.
La primera media hora del elenco nortino fue muy buena y sorprendió absolutamente a Unión Calera. La conducción habitual de Cañete, que cuando se lo propone no le presta la pelota a nadie y la velocidad en ataque de Gaete y Reynero resultaron un dolor de cabeza para la defensa cementera.
Así llegaron los dos goles: el primero, a los 19 minutos, una pelota jugada al vacío para la aparición de Sebastián Varas y este definió como lo que es: un goleador de cepa. Remate cruzado, palo y adentro.
Y el segundo gol también fue muy bueno: la jugada comenzó por la derecha con una triangulación a toda velocidad y concluyó por el centro con un empalme preciso de Gaete. El delantero al que todavía están esperando en el Monumental clavó la pelota lejos del alcance de Arias para anotar el 2-0. Se jugaba el minuto 22 del primer tiempo.
Por fortuna para Unión Calera, en el último minuto del primer tiempo Andrés Vilches anotó un golazo, recibiendo un centro de Andía, amortiguando con control dirigido y metiendo un derechazo imparable, que se metió entre palo y arquero para configurar el descuento.
APARECE EL PUNTERO
A poco de comenzar el segundo tiempo, otra vez apareció Vilches en el área y el arquero Requena le cometió un penal, que el árbitro Droguett sancionó con ayuda del VAR. El infalible Stefanelli ratificó que no se equivoca desde los 12 pasos y marcó el empate.
Pareció que lo ganaba el puntero, que se fue con todo a campo rival, pero el empate se mantuvo por tres razones:
Primero, porque Juan Pablo Vojvoda se equivocó con los cambios. Es cierto que Pedro Sánchez fue un aporte en ofensiva (mucho más que Jeisson Vargas, el otro ingresado), pero no se entiende porque tenían que salir Rodríguez y Vilches (especialmente este último, que estaba haciendo un gran partido).
Segundo, por la gran actuación de Leandro Requena. El arquero argentino de 32 años, proveniente de Central Córdoba, tuvo atajadas espectaculares. Una que incluso, sin exagerar, hizo recordar las tapadas de Nier en la final de la Champions: lo fusiló Sánchez en el área chica y el meta, estando vencido, levantó su pierna izquierda y con la punta del botín mandó la pelota al córner.
Y tercero, cuando el arquero no pudo, lo auxiliaron los postes. Para ser más exactos, el travesaño, donde rebotar un par de pelotas de gol que tenían destino de red.
En definitiva, fue 2-2 y es justo. Porque si bien Unión Calera mereció ganar, Cobresal no merecía perder. Puede parecer un contrasentido, pero es la mejor definición para el excelente encuentro que nos brindaron ambos equipos.
Por Gerardo Ayala Pizarro
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