Un empate sin goles puede resultar divertido, pero falta lo más importante. El Real Madrid arrancó la defensa del título con buen juego, mandando y superando en buena parte del duelo a un rival de alta escuela como la Real, pero lució la misma ligereza en el área contraria que el pasado año. Zidane no agotó los cambios, ni siquiera para meter algún delantero (Jovic o Mayoral) y colocar una referencia por delante de Benzema. Prefirió que debutaran Marvin y Arribas.
El retorno del campeón resultó interesante. Fiel a su fama de imprevisible, Zidane prescindió del único futbolista que se consideraba seguro en todas las previsiones, Casemiro. Sobre todo ante un rival tan fino como la Real. A cambio, colocó un doble pivote Kroos-Modric para situar a Odegaard de enganche. Una apuesta arriesgada que funcionó bien en el primer tiempo. El Madrid esquivó la presión alta de la Real con toque rápido y acierto táctico escalonando los apoyos, pero en el área le costó lo de siempre.
En medio partido dominado con autoridad (más del 70% de posesión), produjo tres llegadas claras: un doble remate de Ramos tras un córner, alma de ariete, una volea de Vini Jr. -así rezaba en su camiseta- a centro de Mendy (asociación complicada para que acabara en gol) y un gol cantado que malgastó Benzema tras error en la salida de Remiro y asistencia de Vini, aunque Munuera había anulado muy tarde, presuntamente por falta del 9.
La Real sufrió en ese primer tiempo por ser un equipo concebido para mandar. Imanol imaginó el partido en Zubieta y plagó el verde de canteranos, desde el explosivo Barrenetxea al capitán Oyarzabal, y al equipo le costó enlazar jugadas. Apenas pisó el área, pero lo hizo en la ocasión más clara, al filo del descanso, con una buena presión en banda que desmbocó en Oyarzabal de mediapunta, toque de primeras para Isak y mano a mano del sueco. Buscó el tiro cruzado, pero Courtois estiró la pierna hasta el intinito y más allá, salvando el 0 en su portería. Respuesta de grande, salvando la única -clarísima- que le llegan.
Oyarzabal al servicio
De vuelta de vestuarios, la Real lanzó otro aviso serio. Llevó la pelota al borde del área, Oyarzabal levantó la ceja y puso un caramelo a Barrenetxea, que dudó si centrar o tirar. Voleó y se le fue por un palmo. Respondió Odegaard, irregular, comandando un ataque y colocando a Benzema frente al arco. Taponó espectacular Aritz. Fue entonces cuando Martínez Munuera salvó el espectáculo y no expulsó a Barrenetxea o Mendy en dos lances que cualquier colegiado de gatillo fácil habría penalizado. Agradecidos..
Para no perder la costumbre, la Real cambió antes. Regresó David Jiménez Silva a LaLiga, motivo de alborozo para todos, relevando a Isak, eliminando la referencia de los centrales madridistas. Resolvió el reto Zidane refrescando la medular con Casemiro, Fede Valverde y el debut de Marvin en el interior diestro. El chaval tuvo una en una contra que le sirvió Vinícius. Le faltó la confianza que dan diez partidos en Primera.
No calentaron delanteros en el Madrid. Ni Jovic ni Mayoral. Con la falta que hacía un remate, al menos como alternativa. Tampoco la Real se rebeló contra el empate. Una colada de Januzaj que sirvió atrás para Silva y sacó Varane con la parte más blanda del cuerpo fue la mejor opción realista para romper la igualada. No hubo opción.
/Fuente:Marca de España
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