El penal perdido por Caszely en España 82’está y estará presente a pesar de la deslavada y añeja imagen guardada a duras penas en los canales de TV en formatos ya inexistentes.Carlos me confesó una vez “Es muy difícil cerrar esa herida tan profunda que dejé en un mundial, sobretodo siendo un tipo al que le gustaba ganar. Yo perdí en los mundiales. Fracasé en los mundiales”…
Columna de Rodrigo Vera H.
Periodista de Canal 13
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Un ejemplo, el último comercial de Yo Tomo Leche con Angelo Henríquez y Carlos Caszely apuntando “ahh y tira los penales dentro, ja, ja ja”. El penal se ha interpretado como parte de nuestro eterno fatalismo futbolístico. Para otros es una gran metáfora del Chile de ese entonces. Boris Quercia lo volvió a inmortalizar en uno de los momentos más notables de la serie Los 80’ en su primera temporada.
Sí, el penal está y estará presente a pesar de la deslavada y añeja imagen guardada a duras penas en los canales de TV en formatos ya inexistentes.
Carlos me confesó una vez “Es muy difícil cerrar esa herida tan profunda que dejé en un mundial, sobretodo siendo un tipo al que le gustaba ganar. Yo perdí en los mundiales. Fracasé en los mundiales”.
Para el debut de la “Era Bielsa”, en Austria, Caszely viajó como comentarista del partido. Entonces tomé el teléfono y llamé a la federación de fútbol austriaca para ver si alguien sabía del paradero de Friedl Koncilia, el portero que resguardaba el arco Austriaco esa lejana tarde de Oviedo. No solo obtuve rápidamente el celular, sino que en dos llamadas estaba hablando con un señor bonachón, que no tuvo empacho en decir: “yo me dedico a gastar la plata que gané en la Bundesliga, así que cuandó esté aquí voy donde me diga”.
Dicho y hecho. Los senté primero en un bar, se tomaron un café y el “rucio bonachón”, se demoró 1 minuto en entender lo que el penal significaba para el delantero chileno.
Ambos estaban dispuestos. 25 años después otra vez, frente a frente. “¿Y si me lo pierdo?”, me preguntó Caszely. “No lo repetimos, o si no, no tendrá ningún sentido”, le respondí.
Al día siguiente fuimos a una cancha, se vistieron en camarines diferentes. Caszely estaba nervioso, luego me confesaría que la noche anterior casi no había pegado pestaña.
Eligió el mismo palo que el 82, pero esta vez la pelota fue dentro. Koncilia con su humanidad a cuestas se tiró al lado contrario. “Ahora sí, conchetumadre…” el grito de Carlos, mientras Koncilia lo abrazaba y le decía –“estoy de verdad feliz por ti”.
¿Un tongo para la tele? No. ¿Sana por completo la herida del 82?, tampoco.
He tratado mucho tiempo de buscar el real significado de esa imagen surrealista de Caszely enfretando a Koncilia 25 años después, y siempre llego a la misma conclusión: El abrazo de ambos luego del penal, fue sincero, tan sincero como el llanto de Caszely en la intimidad de su pieza en Oviedo, una lejana noche de 1982.
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