Luciano Arriagada está feliz, y disfruta el fin de semana largo en familia. El atacante de 18 años anotó el viernes su primer gol como profesional. Un cabezazo en la agonía evitó la derrota de Colo Colo ante Coquimbo Unido en el debut de Gustavo Quinteros. Su eufórica celebración representó el desahogo de muchos, y la imagen del grito se viralizó rápidamente a través de redes sociales. A tal punto, que el atacante multiplicó sus seguidores en Instagram.
«¿Si he tenido horas caóticas? La verdad es que sí (ríe). Es que el cariño de la hinchada de Colo Colo es impresionante. Les agradezco muchísimo por todo el apoyo que me están brindando en este momento tan lindo de mi carrera», cuenta Luciano Arriagada en conversación con AS. El futbolista formado en el Monumental relata cómo ha vivido estos últimos días: «He estado con mi familia y mis amigos, que son los que tienen claro todo lo que me he esforzado».
– ¿Qué significó ese gol para su carrera?
– Es un sueño cumplido. El grito refleja la emoción de anotar un gol por el equipo de mis amores y especialmente por la situación que estamos viviendo. No mereceríamos perder, porque habíamos realizado un muy buen partido. También tiene un poco de historia… (ríe)
– ¿Cuál?
– El día anterior al partido (jueves) estaba de cumpleaños mi madre. Me puse muy triste al no poder estar con ella, porque ese día viajamos a Coquimbo. Ella entendió la situación, pero yo le dije que si llegaba a entrar, iba a hacer un gol para dedicárselo. Le dije que ese sería mi regalo. Ella se reía y me dijo que sería el el mejor regalo que podría tener. Entonces imagínate, lo cumplí.
– Por eso lo festejó tanto…
– Claro, cuando uno elige ser futbolista, sabe que va a pasar por buenos y malos momentos. Entonces al anotar el gol, exploté de emoción. Se me vinieron a la cabeza todas esas etapas duras que he pasado para poder llegar hacia mis objetivo
– ¿Qué le dijo Gustavo Quinteros?
– Antes del partido, me avisó que me preparara porque tenía una posibilidad de entrar. Me dijo que si eso pasaba, yo iba a hacer un gol. Me pidió que tirara diagonales y que aguantara la pelota, pero, por sobre todo, que estuviera preparado. Después del partido se acercó y me recordó que él me lo había dicho. Estaba muy feliz por mí y me dijo que disfrutara este momento con mi familia. El resto de mis compañeros, también. Me felicitaban y no lo podían creer (ríe).
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