No se podía obligar a los europeos a ceder los jugadores, y suspender la fecha de Eliminatorias fue la solución menos mala.
Cuando algo no tiene solución buena, pues no hay más remedio que encontrar la menos mala. Y aunque organizaciones transnacionales como la Conmebol y la FIFA llegan a ser muy poderosas y plantarles cara a los mismísimos gobiernos de sus países miembros, no pueden imponer las condiciones sanitarias del mundo en pandemiaLos europeos no quisieron ceder sus jugadores a las selecciones sudamericanas (a lo máximo que se avenían era a que nuestras Eliminatorias se jugaran ¡en Europa!), para disminuir riesgos de contagio y evitar que se coman una cuarentena al regresar a los países donde juegan, y es entendible.
La FIFA no puede aplicar las medidas punitivas por no ceder jugadores para tiempos normales cuando estamos en pandemia. Entonces, ellos harán su doble fecha (sólo Portugal debe mudar su localía por razones sanitarias) y nosotros no: lo que no podía pasar era que los partidos se tuvieran que jugar igual, sin los mejores jugadores de Sudamérica. Por caso, Argentina tenía dos clásicos de lo más apasionante que puede ofrecer el continente, ante Uruguay y Brasil. Los tres gigantes tienen a sus estrellas en Europa. Era una lástima, casi una vergüenzaEl primer efecto que esto tiene es bueno: la Selección no tendrá que jugar esos clásicos sin Messi, por nombrar a uno “del montón”. Tiene otro buen efecto de rebote, en la liga local. La fecha FIFA coincidía con la 7ª de la Copa LPF, en la que chocarán, entre otros, Boca-Independiente y River-Racing, que no iban a poder contar con sus jugadores seleccionados de Argentina, Colombia, Chile, Uruguay, Paraguay… Ahora podrán estar.
La aventura que se viene es la de la reprogramación de la eliminatoria sudamericana en un calendario ajustadísimo. Esperemos que ese capítulo no arruine lo que en esta emergencia fue una decisión, si no buena, la menos mala que se podía tomar
/Escrito por Jorge Mario Transmonte para Ole
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