Con un equipo diezmado y compuesto por gran cantidad de juveniles, poco se podía esperar de lo que pudiera hacer la U en Buenos Aires. Y dentro de todo, la sacó barata
Se dio la lógica. Lo que por peso específico debía pasar. Con todo a favor, como el resultado en la ida (1-1), jugadores descansados y ante un rival diezmado por un brote de coronavirus, San Lorenzo venció 1-0 a la Universidad de Chile y avanzó a la Fase 3 de la Copa Libertadores: se medirá ante Santos, el 7 y 14 de abril (define de visitante) por un lugar en los grupos. En caso de derrota, pasará a jugar la Sudamericana.
Dentro de todo, puede estimarse que el equipo azul hizo lo que pudo y su actuación, dentro de todo fue digna.
Para ningún equipo chileno ha resultado fácil jugar en Buenos Aires y menos aún ante uno de los llamados 6 grandes del fútbol argentino (San Lorenzo, a pesar de que está lejos de lo que fuera su mejor momento, cabe en ese concepto)
¿Qué podía pedírsele a este equipo de emergencia que paró Dudamel en la cancha?
Lo que hizo: que actuara con personalidad (incluso, a ratos se excedió con algunos golpes de los juveniles -y otros no tan juveniles, como Moya- que perfectamente les pudo costar una expulsión), que no se achicara y que diera lucha en la media de sus posibilidades.
Dentro de esa tónica ( y reiterando que San Lorenzo hoy no es una gran potencia), Universidad de Chile estuvo a la altura de las circunstancias. Con una gran actuación de Fernando de Paul en el arco, con chicos que mostraron que merecen ir incursionando en el primer equipo (por ejemplo, Navarrete, el lateral derecho) y con algunos atisbos en ofensiva.
Como esa entrada de Luján, que la arruinó el mismo arrojándose al piso para pedir un penal inexistente, algunos encuentros de Larrivey y Henríquez y algunas intentonas en base a velocidad de Contreras.
Pero, no fue suficiente ante un equipo experimentado y con jugadores que incluso han actuado en Europa, como Franco Di Santo.
El primer gol fue un claro ejemplo: el chico Ubal lo tenía bien marcado en un córner, pero cuando vino la pelota en el aire, Di Santo le metió el cuerpo y lo tiró lejos, quedando con absoluta libertad para cabecear al gol.
Con esa conquista y otra de Romero, cuando mejor jugaba la U en el segundo tiempo, San Lorenzo pudo volver al triunfo tras cinco partidos en este discutido ciclo de Dabove.
Y fue de absoluta justicia, porque práctica el cuadro local se quedó con todas las ocasiones de gol.
De entrada, a los 35 segundos, avisó con un cabezazo de Gattoni al travesaño.
Y a los 13′, de otra pelota parada, Ángel Romero ejecutó magistralmente para el ya referido cabezazo goleador de Franco Di Santo. Otra vez, como ocurrió en Santiago, el ex Audax Italiano se anotó en la red.
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