España accede a la final de la Eurocopa 2012 tras ganar a Portugal en la tanda de penales. Los lusos, que supieron desactivar el juego español con una gran presión, sobrevivieron a la gran prórroga española. En la tanda, erraron Alonso, Moutinho y Bruno Alves y sentenció Fábregas. Casillas volvió a ser el santo en los penales. España se medirá al ganador del Italia-Alemania.
Por Ignacio Iturrarte Pérez.
Corresponsal en España
iiturrarte@todofutbol.cl
Síguelo en Twitter: @inaiturrarte
POLONIA.- A diferencia de los anteriores partidos, España no se encontró un rival que le esperaba atrás. Portugal se plantó valientemente en el campo. Desplegó un juego simple y sin circular el balón por raso, pero efectivo y peligroso para España. Todo ello, sumado a la intensa presión ejercida por los jugadores portugueses más adelantados, el equipo luso consiguió tener presencia en campo rival.
Por su parte, España jugó sin renunciar a su estilo. Xavi, Busquets y Alonso se erigían como los dueños del centro del campo, aunque, una vez más, faltaba profundidad en ataque y velocidad en las jugadas de creación. Los españoles no lograban llegar a área rival y mostraban dificultades a la hora de circular el balón entre la defensa y el centro del campo.
En los contados acercamientos españoles al área de Rui Patricio, la defensa portuguesa se repliega con eficacia y rapidez. En cuanto a la zaga española, lograba rechazar las acometidas portuguesas con más oficio que orden.
Así, terminó la primera parte sin goles y con una Portugal que había conseguido anular el juego creativo de España durante gran parte de los primeros 45 minutos. La tensión se empezaba a notar y los primeros piques entre jugadores españoles y lusos se dejaron ver. El partido se calentaba.
¿Lo mejor de la segunda parte? Los cambios
La segunda parte comenzó tal y como terminó la primera. Los laterales portugueses seguían incorporándose constantemente en ataque y ayudando en el ejercicio de presión arriba. Mientras, toda la línea defensiva española continuaba encerrada atrás. “La roja” tuvo grandes dificultades para sacar el balón jugado, debido, una vez más, a la asfixiante presión portuguesa.
A pesar de ello, en el ecuador de la segunda mitad, España empezó a respirar. La entrada de Cesc y Navas por Negredo y Silva y la nueva posición más centrada de Iniesta, aportó más velocidad y más posesión a los españoles en sus acciones ofensivas. Además, el cansancio comenzaba a arreciar a Portugal: semejante presión no podía ser eterna.
A partir de ahí el encuentro se equilibró. Los lusos empezaron a mostrar un juego más duro y físico, pero manteniendo su velocidad y su verticalidad. Los de Del Bosque logró, finalmente, desplegar su estilo con más comodidad, aunque sin llegar a derribar la muralla portuguesa capitaneada por Pepe y Bruno Alves. Con todo, los 90 minutos dieron paso a la prórroga
Media hora teñida de rojo
El tiempo de añadido fue un monólogo español. La entrada de Pedro Rodríguez revolucionó todo el costado izquierdo del equipo español. Las bandas se convirtieron en autopistas por donde los extremos y los laterales españoles galopaban con decisión y peligro. ¿Dirección? La portería de Rui Patricio.
Portugal dejó de presionar de la misma manera. Bajó el ritmo y se mostró sin ideas a la hora de sacar el cuero, apostando únicamente por el pelotazo y no por el toque. Los lusos permitieron a España meter el esférico en la línea de tres cuartos y les pudo haber salido muy caro. España gozó de más velocidad y más profundidad que en ningún otro momento del partido, pero sin éxito de cara a gol. Sin ningún minuto de añadido más, el árbitro mandó preparar la tanda penaltis.
Casillas y Fábregas, una vez más
Comenzaba lanzando España. Xabi Alonso erró el primer penal, pero Casillas volvió a aparecer para detener el disparo de Moutinho y para volver a erigirse como mejor portero del mundo. Los siguientes lanzamientos de Iniesta, Pepe, Piqué, Nani y Ramos fueron al fondo de las mallas. Llegó el turno de Bruno Alves, pero el disparo del jugador del Zenit de San Petersburgo se estrelló en el larguero. Tal y como ocurrió en los cuartos de final de la pasada Eurocopa, Cesc Fábregas tenía la oportunidad de meter a su equipo en la siguiente fase. Y así fue. Esta vez, por la derecha del portero.
La alegría se desataba en el banquillo de “la roja”. España llegaba a su tercera final consecutiva en cuatro años. Los de Del Bosque ponen la mente ya en la semifinal entre Italia y Alemania, conscientes de que están a 90 minutos de hacer historia: ser la única selección en ganar Eurocopa, Mundial y Eurocopa de manera consecutiva.
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS