Parafreseando al Libertador y como esta vez el partido se jugó en la ciudad histórica, el cuadro popular respondió plenamente a las circunstancias. Todo lo contrario de Universidad de Chile, que volvió a decepcionar en todo sentido.
Seguramente lo que pretendió Esteban Valencia fue complicarle el partido a Colo Colo en el medio campo. Para eso puso en cancha a un terceto de batalla conformado por Espinoza, Moya y Sandoval. Enredar el juego en esa zona, hacerlo friccionado, quitándole con eso ritmo y vértigo al fútbol que Gustavo Quinteros impone al pasar, por lo general, con mucha rapidez por ese sector.
Si fue así, tan mal pensado no estaba.
El problema es que las dos primeras llegadas al arco de Fernando De Paul, fueron goles. Y ante eso, no hay ningún planteamiento que resista.
Y ojo, que las dos conquistas contaron con la dosis necesaria de fortuna para que la pelota terminara en la red.
En la apertura de la cuenta, si bien la jugada fue muy bien hilvanada, el último toque de Suazo se le adelanta la pelota y le sale un preciso para Bolados. Y este le pega pifiado y con eso termina por descolocar absolutamente al arquero azul.
Y el segundo gol, ni hablar. Muy mal los centrales universitarios al dejar que Costa cabeceara con tanta facilidad y cuando la pelota rebotó en un poste, el uruguayo Arias en vez de rechazarla, le pegó tan mal que la mandó adentro de su propio arco.
DE AHÍ EN MÁS, UN SOLO EQUIPO EN LA CANCHA.
Porque Universidad de Chile fue como esos boxeador al que lo noquean en el primer round.
Bajó los brazos y dio todo tipo de facilidades a Colo Colo.
En ese aspecto, el medio campo que supuestamente iba a neutralizar a Colo Colo, simplemente veía pasar a Costa y a Gil, sin atinar a reacción alguna.
Y la actuación de la defensa de la U en la etapa inicial fue sencillamente desastroza, especialmente en el caso de ambos zagueros centrales, Osvaldo González y Óscar Arias.
Si Colo Colo hubiera tenido un «9» más certero que Iván Morales el partido lo gana por goleada. Porque el seleccionado nacional tuvo tres o cuatro mano a mano con el arquero De Paul y no supo concretar.
LA EXPULSIÓN DE SANDOVAL FUE LA LÁPIDA.
En el arco contrario, Cortés tuvo un primer tiempo absolutamente tranquilo y recién vino a ser exigido al final de la etapa con un suave remate de Espinoza.
Por lo mismo, Esteban Valencia intentó modificar la historia con el ingreso del paraguayo Cañete. Pero, al igual que en el primer tiempo, tampoco pudo comprobar la efectividad de sus movimientos.
Porque cuando la U se veía mejor, cuando el recién ingresado de se conectaba con Aránguiz (uno de los pocos que intentó jugar en las buenas y en las malas) y cuando por fin le llegaban algunas pelotas con cierta ventaja a Larrivey, vino esa entrada violentísima de Sandoval y la merecida expulsión decretada por Roberto Tobar.
En ese momento, Colo Colo, en vez de apelar al instinto asesino y buscar cifras lapidarias (como para igualar por ejemplo aquel humillante 0-5 sufrido ante la U de Sampaoli) prefirió jugar los minutos restantes con el freno de mano puesto, dejar que pasaran los minutos y asegurarse un nuevo superclásico sin mayores problemas
DOS GOLES PARA CERRAR LA JORNADA
El tercer gol de Colo Colo fue a mi juicio el mejor de todos. Por la jugada muy bien elaborada desde la mitad de la cancha y por la aparición destapada de quien fue una de las figuras del encuentros: Öscar Opazo. Por el sector derecho cada vez que se junto con Solari o Costa (otros que anduvieron muy pero muy bien) El «Torta» volvió esta tarde a mostrar el nivel que en algún momento hizo que se le considerara el sucesor lógico del Huaso Isla.
En ese estilo, precisamente, se fue por la derecha, metió el centro preciso atrás par que el recién ingresado Ignacio Jara la conectara de zurda y al segundo palo.
Poco después, en un tiro libre y el rebote posterior, Cañete derrotó a Cortés, puso cifras un tanto decorosas y encontró el permio personal a uno que por lo menos intentó cambiar la suerte de su equipo.
UN CLÁSICO EN RANCAGUA
Y del cual Colo Colo se va con todo el honor de haber ganado con absoluta justicia y que la U lo pierde sin gloria.
Porque esta vez ni siquiera le alcanzó para ser rival ante el «archirrival». Y porque, todo parece indicar que con esta derrota se despide tempranamente de la pelea por el título.
Título que cada vez se ve más al alcance de la mano de Colo Colo.
Que sin ser un equipo brillante y demoledor es un cuadro práctico, que sabe a lo que juega, que tiene intensidad, que está muy bien trabajado colectivamente y que tiene individualidades que establecen la diferencia. En todos los sectores de la cancha.
Con eso le alcanza para ostentar una cómoda ventaja en la Tabla. A la espera de lo que será la última prueba, la definitiva: el choque con Universidad Católica a fines de octubre.
por Gerardo Ayala Pizarro. Fotos: twitter Colo Colo y Universidad de Chile
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