Su gol da vida en el grupo
El Barcelona necesitaba ganar y lo hizo el miércoles ante el Dynamo de Kiev. Por la mínima, pero son tres puntos. No fue el partido más estético ni el mejor juego, pero sobre todo la primera parte no fue mala y con un remate de Piqué en la segunda jornada de un córner es que los culés rompen el cero en la Champions y mantienen sus esperanzas de calificar.
No le valía otro resultado al Barcelona que ganar; lo demás era lo de menos en este punto de la fase de grupos, que tras dos partidos tenía a los culés sin puntos y no ganar era encaminarse a la Europa League por primera vez en 20 años. Los de Koeman entendieron y fueron dueños del partido ante un equipo que no tiró una sola vez a portería, lo que facilitó las cosas, aunque hubo par de pérdidas en el primer tiempo que dejaban contragolpes peligrosos.
Con Luuk De Jong como referencia de ataque, Mingüeza cubriendo la espalda del extremo Sergiño Dest, el Barcelona peloteó toda la primera mitad el área visitante con centro tras centro. La era del tiki-taka ya pasó.
Por más remates que tuvieron, tampoco incomodaban demasiado al rival hasta que en un córner, rechazado, Piqué se quedó merodeando a segundo palo y logró rematar recentro.
Justicia para los culés, que lo intentaron una y otra vez. Ya estaba solucionado el problema de abrir el tanteador y daba la impresión de que podrían llegar los goles al complemento. Koeman pensó que habrían más espacios y metió a Ansu Fati y Coutinho… pero el equipo se cayó.
Fati tuvo el segundo en el inicio del complemento, robando en la presión al portero y tras una serie de rebotes, remató de chilena por un costado, cuando un pase atrás hubiera sido una mejor opción de gol.
Fue casi la única de la segunda parte. Coutinho de botepronto estuvo a punto de marcar un golazo de nuevo en un centro a balón parado que pasó, pero no hubo más. Agüero tuvo minutos que apenas le permitió un regate y poco más. Eso sí, Ter Stegen seguía con el mejor asiento de la casa que tuvo su peor entrada en una década en la Champions (45,968 espectadores, peor desde el duelo ante el BATE en 2011).
Pero el Barça está vivo en la Liga de Campeones, que era el objetivo del partido. Si el Bayern hace los deberes en Lisboa, estarían a un punto del segundo sitio. Debe ser un envión anímico de cara al Clásico del domingo, donde intentarán revivir, ahora en LaLiga.
/Marca
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