CONTRATIEMPO SUPERADO
Aunque el día antes recuperó a cuatro de sus futbolistas de una tacada (Ansu Fati, Frenkie de Jong, Araujo y Dembélé) y apostó por dos de ellos en el once -Ansu y Frenkie-, a Sergi le surgió un contratiempo de última hora antes de la final ante el Dinamo. Dest acabó con molestias el partido ante el Alavés y se quedó en el banquillo por precaución, con lo que el técnico interino del Barça tuvo que improvisar un cambio de sistema. Con Dembélé sin haber jugado un solo partido en los últimos cuatro meses y con el joven Demir desaparecido del equipo durante el último mes, Sergi decidió apostar por un 4-4-3, con Lenglet sustituyendo al lesionado Piqué y Gavi haciendo de falso extremo derecho, acompañando a Ansu y Memphis, siendo el neerlandés quien ocupó la posición más de ‘9’.
El Barça inició el choque muy metido en el partido, consciente de lo mucho que se jugaba. A los 4 minutos, una buena combinación entre Ansu y Memphis dentro del área acabó con un disparo del neerlandés que se estrelló contra la defensa rival. Poco después, otro acercamiento del Barça, ahora con un disparo de Ansu que tampoco pudo superar la defensa ucraniana. Los de Sergi estaban bien plantados, ordenados y cuando no podían jugar por dentro tenían el recurso de Eric y Lenglet lanzando pases largos o rompiendo las líneas, como hizo el francés a los 20 minutos. Sin embargo, cuando el Barça llegaba al área del Dinamo se le apagaba la luz.
Tras unos 20 minutos más que aceptables, con un disparo alto de Busquets desde fuera del área, el Dinamo se vino arriba. En solo cuatro minutos, del 24 al 28, los de Lucescu dispusieron de tres ocasiones claras, dos que erró Shaparenko y otra que salvó Ter Stegen bajo palos tirándose con los pies. En el último cuarto de hora de la primera mitad, el Barça volvió a reencontrarse y recuperó el dominio pero mantuvo la esterilidad en ataque. De hecho, la ocasión más clara para los culés llegó con un remate de plancha de cabeza de Lenglet tras una falta lateral servida por Alba que se estrelló en el poste, pero fue invalidada por fuera de juego del francés. Antes del descanso también la tuvo Nico con otro remate de cabeza, pero de nuevo el balón se estrelló contra un rival, en este caso sobre el portero sobre la misma línea.
FIN A LA ESTERILIDAD EN ATAQUE
Al Barça le faltaba gol, pero no las ganas de llevarse el triunfo, con lo que salió de nuevo a por todo tras la reanudación. Después de un tanteo inicial, con un acercamiento para cada equipo, llegaron los mejores momentos del Barça.
En el minuto 63 Ansu Fati sufrió un claro penalti por una falta de un defensa rival cuando se disponía a chutar a la portería del Dinamo, y el árbitro no dudó en señalarlo. Sin embargo, a instancias del VAR el colegiado rumano, compatriota del técnico del Dinamo, lo revisó y acabó anulando la pena máxima ate la incredulidad de los culés y la alegría del Olímpico de Kiev.
Acto seguido, Sergi decidió mover su banquillo y ponerle una marcha más al partido con la entrada de Dembélé, que reaparecía tras cuatro meses. El francés entró en el 68 por Gavi y el Barça ganó mucho en ataque, o menos en intimidación. A los cinco minutos, Ansu Fati se quitó la espina del penalti que le anularon marcando un golazo que ponía fin a la sequía e invitaba al Barça a pensar en los octavos de la Champions. El ‘10’ se erigió en el líder del equipo y aprovechó un centro desde la derecha de Mingueza para empalmar con la derecha un disparo que entró por la parte alta de la portería del Dinamo.
Lucescu completó todos sus cambios buscando su empate y a punto estuvo de lograrlo. Pese a ir por delante en el marcador, el Barça no consiguió mantener el balón y entró en el círculo de locura que buscaban los ucranianos. De hecho, salió vivo también gracias a Ter Stegen, que tras mucho tiempo volvió a mostrar su mejor versión y con otros dos paradones contribuyó a un triunfo vital para el equipo, el club y la afición.
/MundoDeportivo
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