El Deutsche Bank Park presentó un lleno hasta la bandera. Y podrían haber ocupado cuatro estadios más. Todo Frankfurt se volcó con el equipo de la ciudad en una noche histórica y la afición solicitó 250.000 entradas. No era para menos: el Barça nunca había jugado en esta ciudad germana. La bienvenida fue ensordecedora. Una auténtica olla a presión. Las bufandas blancas y negras tiñeron las gradas, contrastando con las luces rojas que iluminaban el anillo superior del estadio y el humo de las bengalas en homenaje a la leyenda Jürgen Grabowski, segundo jugador con más partidos de la historia del Eintracht y recientemente fallecido. Desde luego, un ambiente digno de la Champions.
El ‘speaker’ del estadio presentó la alineación del Eintracht como si de un combate de boxeo se tratase. En el recuerdo siempre quedará el nocaut de Muhammad Ali a Karl Mildenberger en el mismo escenario, pero 56 años atrás. El ensordecedor ambiente -comandados por los aficionados de la ‘curba oeste’ que no cesaron ni un segundo en sus cánticos- y las rapidísimas transiciones del Eintracht de las que ya advirtió Xavi en la previa dejaron al Barça ‘grogui’ sobre el cuadrilátero verde durante todo el primer tiempo.
Achicando agua
Sow estuvo a punto de perforar la portería de Ter Stegen llegando desde segunda línea, pero su disparo se marchó fuera. Pocos minutos después, Gavi salvaba un centro raso desde la banda derecha para el alivio de Xavi y sus pupilos. Los alemanes lograron que el Barça estuviese extremadamente incómodo. Para colmo, en el minuto 23 Piqué no pudo seguir y pidió el cambio, debido a unas molestias en el aductor de la pierna izquierda. Turno para Lenglet.
Al filo del descanso, el colegiado serbio señaló un penalti de Busquets sobre Santos Borré. La indignación de Xavi en el área técnica era monumental. El egarense reclamó una falta previa de Tuta sobre Ferran en el inicio de la jugada. Jovanovic fue a revisar la falta del capitán blaugrana en el interior del área y optó por no pitar la pena máxima. Salvados por la campana.
A contracorriente
El Barça no logró darle la vuelta a la tortilla en el segundo asalto. No se habían disputado ni tres minutos y el Eintracht ya había logrado abrir la lata. Córner a favor de los locales, rechace de la defensa blaugrana y Knauff anota el gol de su vida. El joven de Gotinga quitó las telarañas de la portería de Ter Stegen con un zambombazo inapelable desde la frontal. Y claro, delirio en mayúsculas en las gradas del estadio. Le tocaba al Barça remar a contracorriente.
Turno para los cambios. Xavi movió el banquillo en busca del gol perdido. Media hora por delante para De Jong y Dembélé, que sustituyeron a Gavi y Adama. La cosa salió bien. Vaya si salió bien. Perfecta triangulación entre el neerlandés, el francés y Ferran Torres para que el de Foios batiese a Trapp con un disparo sutil.
El Camp Nou dictará sentencia
El Eintracht tuvo que luchar durante los últimos diez minutos contra un jugador más, debido a la expulsión del defensa Tuta por doble tarjeta amarilla. A pesar de tener un jugador menos, los alemanes no se arrugaron y buscaron el triunfo hasta el final. El marcador, sin embargo, no se movió más en el Deutsche Bank Park.
/Sport
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