Pese a no haberle podido ganar, jugando de local, a la Roma de Mourinho, el empate 1-1 fue mucho más valioso para el elenco del Ingeniero que para el conjunto visitante, que sin embargo tempranamente se conformó con el empate
Empate satisfactorio para ambas partes en este calendario sin respiro en el fútbol continental. Betis y Roma dieron por bueno el punto y desdeñaron la posibilidad de quedarse sin él en el tramo final del litigio para firmar un tratado de no agresión y pensar que ya llegarán otros días para pelear por objetivos mayores. Los verdiblancos, de esta forma, se aseguran acabar por arriba de los romanistas incluso en una posibilidad remota de un triple empate a 10 puntos y eso les garantiza matemáticamente la clasificación para la siguiente ronda de esta Liga Europa, aunque el objetivo actual, está claro, es ya la primera plaza del cuarteto.
Ésa fue la principal noticia de un partido que no tuvo la vibración de las grandes citas pese a medirse en el estadio Benito Villamarín dos escuadras con una reputación considerable en el fútbol continental de la actualidad. La sobrecarga del calendario y la multitud de citas programadas antes del parón por el Mundial de Catar aconseja la dosificación de los esfuerzos, no jugar siempre como si se litigara una final y éste fue uno de esos días valles para elegir la vía más tranquila.
Ayudó para ello la experiencia de Manuel Pellegrini y José Mourinho, dos técnicos que se despedían entre bromas en el mismo césped del estadio heliopolitano y que corroboraban con su distendido diálogo que los dos habían dado por bueno esas tablas que figuraban en el electrónico desde que Bellotti empujaba a puerta vacía un balón que le proporcionaba Camara. La acción previa era digna de utilizar las mejores escuadras y cartabones e incluso de buscar el punto de fuga en las líneas para discernir que aquello no había sido fuera de juego cuando Bellotti roza el balón para que éste llegue a Camara. A la vista del ojo humano parecía que estaba adelantado, pero lógicamente había que tener en cuenta la pierna estirada del después goleador y la ubicación del balón cuando lo toca.
El artilugio del VAR decretó que había sido gol válido después de que Mourinho lo hubiera celebrado con anticipación al ver la jugada en la tablet de su ayudante, la Roma lograba la igualada y a pesar de que los cambios de Pellegrini parecían destinados a buscar un mejor resultado, dado que fueron ingresando en el campo Borja Iglesias, Luiz Henrique, Guido Rodríguez, William Carvalho y Álex Moreno, la realidad no tuvo nada que ver con esas intenciones y todo acabó como estaba. Sólo un disparo del delantero gallego (82’) al poste que aguanta la red desde atrás había alterado el discurrir de los acontecimientos.
Era muy poco, la verdad, allí todos pensaban ya que era mucho mejor sumar un punto que irse de vacío a los vestuarios y todo fue un intentarlo sin la fe necesaria para buscar alterar el marcador. Tanto el Betis como la Roma estaban más que satisfechos con el resultado y la mejor señal que se desprende de ello es que una escuadra con una inversión tan importante como la que dirige Mourinho llegue a semejante conclusión cuando se estaba jugando cosas importantes.
El Betis se puede sentir orgulloso de haber provocado semejante reacción en el rival. Ha sumado cuatro de los seis puntos en juego en apenas siete días, ha ganado un partido y ha empatado otro y está claro que los adversarios acababan incluso satisfechos con ello. ¿Mejor prueba de que habían aceptado la superioridad de los verdiblancos en el global de los dos encuentros?
No fue, eso sí, el día de las mejores prestaciones de los hombres de Manuel Pellegrini. El estadio se acercaba al lleno con más de 52.000 espectadores a pesar de arrancar el juego a las siete menos cuarto de la tarde y la expectación, por tanto, era grande, pero después la cita no se iba a corresponder con el maravilloso cartel que se anunciaba.
Pellegrini lo seguía teniendo claro, ocho variaciones en el once inicial para que Claudio Bravo, Aitor Ruibal, Luiz Felipe, Miranda, Paul, Guardado, Joaquín y Willian José ingresaran en el mismo y sólo permanecieran respecto al equipo titular de Valladolid Pezzella, Canales y Rodri. Mourinho, mientras, arrancaba también con bajas, aunque ponía sobre el césped a lo mejor de lo que dispone la Roma en estos momentos.
El juego arrancaba equilibrado, con Canales muy participativo en las filas verdiblancas. Un excelente pase del cántabro a la espalda de los tres centrales de los italianos hallaba a Miranda con ventaja en la llegada del lateral izquierdo, pero éste corrió más que el balón en su curva y no pudo rematar de cara. La solución fue tratar de poner la pelota atrás con el pecho para Joaquín, pero ahí (17’) se iba a esfumar la primera gran ocasión para los anfitriones.
Después apenas iba a suceder nada más de interés hasta que Canales aprovechaba los metros que le concedían los centrocampistas de la Roma para perfilarse para el disparo. El zurdo del Betis le pegó fuerte al balón y éste rebotaba en el brasileño Roger Ibañez para convertirse en el primer gol verdiblanco (34’). Después iban a llegar los mejores minutos de los béticos e incluso el propio Canales rozaría el segundo en otro misil mejor incluso que el del gol
La Roma parecía noqueada cuando Canales la volvió a tener, pero el Betis se salvaba del empate en un fuera de juego por escasos centímetros, pero orsay al fin y al cabo, de Bellotti en un espectacular centro de Spinazzola. Uno a cero al descanso y la sensación evidente de que los anfitriones eran mejores que sus rivales a tenor de lo que sucedía en esta segunda cita y del final de la primera.
Pero Mourinho decidió meter a Camara por Matic para que los suyos tuvieran un futbolista con recorrido. A falta de calidad, mejor alguien que corra que otro que no sea capaz ni de desplazarse por el centro del campo. El juego se equilibró algo por ahí y el recién entrado fue fundamental para el empate, el del punto de fuga y todas las líneas del mundo para indicar que no era fuera de juego, que materializó Bellotti a puerta vacía.
Restaban aún casi 40 minutos de juego real, incluida la prolongación, pero ya no hubo nada más digno de ser anotado en el archivo de word salvo ese tiro final de Borja Iglesias. Todos se iban satisfechos del Benito Villamarín, pero es indudable que quien más motivos tenía para ello era el Betis por el 10-4 de los puntos de la clasificación y por evidenciar que se ha ganado el respeto de un equipo con infinitamente más euros para ser invertidos en futbolistas.
/Escrito por Francisco José Ortega para el Diario de Sevilla
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