No terminamos de asombrarnos, con los resultados en la fase de grupos, donde todos los países disputaron tres partidos, cuando en los octavos de final, España es eliminada por Marruecos en la tanda de penales tras empatar sin goles en el tiempo de alargue. Esta derrota hispana ha sido un «shock mundialista», que contrasto con la sinfonía portuguesa ante los suizos
Analizando brevemente a España, en este Mundial fue de más a menos, después del abultado triunfo ante Costa Rica al inicio del torneo. La desazón del final deja en suspenso el proyecto del técnico Luis Enrique, que ahora deberá impulsarse o morir. Es una decisión trascendente la que tiene el propio técnico y la Federación Española, quien declaro “no es el momento ni oportuno si continuo o no”. Desde el título en Sudáfrica el 2010, solo ha ganado tres partidos de los once disputados en los mundiales 2014, 2018 y 2022 muy poco para un campeón del mundo. De verdad España con la camiseta celeste no parecía España y por la actuación en la cancha tampoco.
Los Mundiales en el siglo XXI parecería castigar sin piedad a muchos de sus campeones. La maldición de que el campeón no supere la primera fase de grupos en la siguiente edición ha afectado a todos salvo a Brasil en 2006 cuando alcanzó los cuartos de final después de haber ganado el título en Corea y Japón.
Francia, campeón en 1998, se fue en la primera fase después de perder con Senegal en 2002. Un camino que repitieron Italia en 2010; España, en 2014 y Alemania, en 2018. En este Mundial Francia también ha logrado escapar de la maldición.
La actuación de Portugal 6 frente a Suiza 1 fue deslumbrante y contundente. Definitivamente los lusitanos se liberaron de Cristiano Ronaldo y desplego un futbol “exquisito” y “generoso” en su juego y siempre fue por más, no se guardó nada. Ya en el comentario anterior recalque las bondades de João Félix que junto a Bruno Fernandes y Bernardo Silva componen un tridente superlativo en la mitad del campo y como guinda de la torta el debutante Gonçalo Ramos el sustituto de CR7, se despachó tres joyas de goles, de la talla un consagrado.
Hay que destacar el coraje del técnico portugués Fernando Santos que dejo en la banca a Cristiano, tras faltarle al respeto al seleccionador luso, cuando decidió sustituirlo en el partido ante Corea del Sur: “Tienes una prisa del carajo para echarme, ¡jódete!”, le dijo. Al técnico no le quedo otra que aplicar disciplina y así poder restituir su autoridad y respeto del camarín. Un ejemplo que muchos entrenadores deberían seguir con algunas figuras rutilantes en sus cuadros. Creo que a veces los equipos funcionan mejor sin ellos, principalmente cuando están en el ocaso de sus carreras deportivas. Le paso ahora a Uruguay con Luis Suárez y Édison Cavani y también a Chile en las eliminatorias.
Para el final comparto con los lectores la experiencia vivida en Buenos Aires este fin de semana con un grupo entrañable de amigos periodistas que participamos los días miércoles de la mesa Alberto Gamboa desde hace 34 años. “Casualmente” nos tocó el partido Argentina 2 Australia 1, una real fiesta futbolística que contagio a los argentinos de optimismo y por supuesto con la esperanza de jugar la final y ganarla.
El juego lo vimos por tv en un restaurant repleto de bonaerenses y turistas, con un rico asado y una que otra cerveza. Todos alegres, tranquilos y ordenados. Después fuimos al obelisco, centro neurálgico de las celebraciones deportivas, que con el pasar de las horas fue repletada por hinchas y grupos familiares, que celebraban en paz.
Se palpaba que Messi une e ilusiona a la Argentina. Eso sí, primero tendrán que vencer a Países Bajos el próximo sábado, y después batallar con Brasil, Francia o Portugal, en mi opinión de estos cuatro equipos tiene que salir el dueño del Mundial N° 22 de Qatar.
Por Gonzalo Mingo Ortega.
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