En un partido agónico, con alternativas, prórroga y penaltis, España consigue su primera Liga de las Naciones con el meta de protagonista al detener dos lanzamientos
El punto de penalti, lugar de desgracias de la selección española con un mapa del mundo de olvidos, le otorga su primera Liga de las Naciones, un título que no merece una rúa, pero sí una medalla a la constancia. El que no la gana es que no estaba. Unai Simón paró dos penaltis en el bombo de lanzamientos y Carvajal hizo el último. El proyecto de De la Fuente tiene vía libre.
Como en los partidos de casi dos días hubo de todo. La emoción ganó a las ocasiones. De la Fuente puede exhibir un trofeo de campeón. Es la mejor inercia del fútbol. Once años después España vuelve a ganar. Ganar, ganar y volver a ganar, la rutina más dulce del fútbol, como explicó Luis Aragonés.
Esperaba un rival que un día asaltó la oficina central de la genialidad (Petrovic, Ivano Balic, Suker, Kukoc…), representada ahora por Modric, que está en la época interminable de atender a las peticiones del público, que un día quiere un pase con el exterior y otro una finta con la cintura o un control orientado. El madridista ejerce de hombre del tiempo, el que controla qué temperatura hay en cada zona del campo. A su lado, de guardaespaldas del talento, ofician Kovacic y Brozovic.
En España se ha convertido en fija, y por muchos años, la empresa de distribución de Rodri. En la LigaPromises deberían enseñar un vídeo del pivote y la manera en la que hay que proteger un balón antes de enviarlo al sitio deseado. A su lado, De la Fuente colocó a Fabián Ruiz, sustituto de Mikel Merino. Dos jugadores con buena zurda, uno con más dotes para el reparto y otro con más hambre para la llegada.
Es pronto para saber en qué planta se va a vestir la nueva selección española. Sin una alineación de carrerilla cada once suena a revolución. Por detrás de Morata formaban Yeremy, Gavi y Asensio. Las pizarras se suceden. Lo que asoma es que hay una vocación más descarada que antes por buscar al portero rival. Lo demás es un jeroglífico.
Asensio ocupó la banda derecha, la parcela de Rodrigo Moreno ante Italia. El balear, en un día de poco riesgo en el uno contra uno, no pudo desenfundar su pierna izquierda. En la segunda mitad se dejó ver más dentro de una noche sin brillos del ataque español.
Sin empaque en las salas de trofeos la Liga de las Naciones sí cuenta con el encanto de un título. Para encontrar una ocasión de gol había que rascar muchos boletos. Gavi, tras una buena presión como en el gol ante Italia, y Perisic, otro clásico de la cal, fueron los que más se acercaron en el primer tramo. En la otra banda se exhibía Jordi Alba, que disputó los 120 minutos como si se disputaran en 2008.
Croacia desactivó la saca de balones de Navas desde la derecha y además le colocó un diablo como Perisic para probarle el sprint. El croata, un tragamillas con facilidad para hacer maletas por las estaciones del fútbol europeo, fue un demonio en el uno contra uno.A un croata no se le puede pedir discreción. Lo probó todo, hasta un amago de lucha grecorromana con Gavi.
El partido no se quitó las esposas hasta la segunda mitad. Un cabezazo de Asensio encontró respuesta en las correrías de Perisic, pero Croacia no tiene en el área un heredero de Suker para atender esos balones. Salvo Modric, no había un dueño del escenario.
De la Fuente buscó la milagrería con Joselu y Ansu Fati por Yeremy y Morata, dos jugadores que primero marcan y después preguntan. Fue el azulgrana, vertical desde la primera intervención, el que encontró petróleo en un balón que le cedió Mikel Merino en el punto de penalti. Perisic, que debía tener un gemelo, salvó el gol en la línea de meta. Los cambios dieron otro aire a España antes de entrar en el placer inconfesable de una prórroga a finales de junio.
Se entró en ese minipartido de media hora, un congreso de dramas, calambres y sucesos en la historia del fútbol. Rodri iba con las medias bajadas a lo Toninho Cerezo, Nacho se lesionó al cortar una jugada de Majer, Modric pensaba el fútbol y Carvajal entraba por Navas.
En el último episodio tocaba tanda de penaltis, ese rincón macabro que guarda el fútbol para repartir trofeos. Apareció el cuerpo de Unai Simón ante Majer antes de que Laporte mandara al larguero. Apareció la mano de Unai ante Petkovic y Carvajal abrillantó el trofeo. España vuelve a ganar.
/Marca
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