Un solitario gol de Ferran Torres permite a los azulgrana lograr los tres puntos ante un Oporto insistente
Un paso adelante seguro que es. Quizá no se consiguió como todo el mundo esperaba y deseaba pero el Barça vuelve de Oporto con un triunfo y el liderato de su grupo bajo el brazo. Los octavos de final están más cerca. Pero los fantasmas, o lo que sea que persigue al Barça en la Champions, siguen estando ahí, aunque a Xavi no le guste que se lo recuerden.
Porque el gol de Ferran Torres le dio la victoria a los azulgrana pero no se dio la imagen de un equipo que, ahora mismo, esté en condiciones de competir por el título. Porque en Do Dragao, ante un Porto que ya no es el de años atrás, sufrió de lo lindo y acabó los últimos minutos rezando para que el árbitro silbara el final y viéndose beneficiado, esta vez sí, por el VAR.
El día que el Barça quería dar un golpe sobre la mesa en la Champions, a Xavi no le temblaron las piernas. Dejó para otra ocasión recuperar la fórmula de los cuatro centrocampistas (no había dudas que Joao Félix estaría entre los elegidos) pero en la banda derecha se la jugó con Lamine Yamal, ahora mismo el jugador más diferencial. El centro del campo lo intentó apuntalar con Oriol Romeu acompañando a Gavi y Gündogan. En la defensa, el retorno de Araujo propicio el descanso de Christensen.
Pero la figura que debía dar empaque y equilibrio al equipo fue el primero en fallar. Romeu, que tenía un bajísimo índice de pelotas perdidas, en apenas un minuto casi sumó más que en todos los anteriores partidos. No fue al único que se le vio un poco desbordado, intranquilo o superado por el ambiente de Do Dragao en los primeros instantes del duelo.
El Barça en ningún momento se sintió cómodo sobre el césped. Demasiadas perdidas y imprecisiones, los jugadores llegaban tarde a los choques y permitieron transiciones que el Oporto no supo ni pudo aprovechar. La tuvo Eustaquio en una contra liderada por Pepe, que obtuvo respuesta de Ter Stegen mientras que ofensivamente el Barça vivía de algunos fogonazos de Joao Félix, silbado durante todo el partido por su pasado en el Benfica (donde triunfó pese a iniciarse en el Oporto) porque Lamine estuvo tímido por su banda y Lewandowski apenas tocó balón antes de ser reemplazado por molestias en el tobillo izquierdo después de una entrada de Carmo.
Y el cambio le fue de perlas al equipo de Xavi. Porque su sustituto, Ferran Torres, entró con ganas de morder y de seguir poniéndole las cosas difíciles a su entrenador. Trallazo que Diogo Costa mandó a córner y en el último minuto de la primera mitad no falló en el mano a mano ante el portero del Oporto después que Gündogan lo dejara solo.
Después de vivir en el alambre, el equipo azulgrana se llevó un magnífico botín al descanso. O mucho cambiaba el guión o el sufrimiento estaba garantizado en el segundo tiempo. Y el Barça fue incapaz de ponerle pausa al partido. Koundé y Araujo salvaron al equipo al lanzarse al suelo para evitar sendos mano a mano de Pepe ante Ter Stegen y Taremi y Wendell a punto estuvieron de igualar.
Xavi quiso reforzar el centro del campo dando entrada a Fermín y Sergi Roberto por Joao Félix y Romeu. Necesitaba si o si frenar el ímpetu del Oporto pero no resultó. Los portugueses siguieron insistiendo hasta el final y estuvieron muy cerca del empate pero el VAR salvó a los azulgrana. Primero anulando un posible penalti por manos de Cancelo y luego un golazo de Taremi de chilena por fuera de juego. Además, el Barça concedió demasiada ventaja al jugar con diez durante unos minutos porque Lamine Yamal estuvo muchos minutos desaparecido del campo sin explicación alguna.
/Sport
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