El ex jugador de Unión Española y Colo Colo viene saliendo de una larga lesión y hoy tuvo la oportunidad de volver en gloria y majestad en la victoria del equipo capitaneado por Gabriel Arias en el clásico con los xeneises
Gritalo fuerte, Oso. Sacate la camiseta. Revoleala en lo alto. Quedate sin voz, descargate. Festejá con todo ese cabezazo con autoridad, en tiempo de descuento, para darle un triunfo agónico a la Academia en el clásico con Boca. El desahogo llegó, Leonardo Sigali. Después de todo lo que le había costado al equipo llegar al primer gol, el empate parcial de Xeneize fue un golpe duro. Pero a la Academia le quedaba energía para ir por más. Fue por más en ese centro que Vecchio, autor del 1-0, mandó desde la derecha. Y ahí apareció Sigali, con un testazo tremendo, a los ¡50! minutos del ST para sellar la alegría que tanto necesitaba Racing para calmar los ánimos de afuera y empezar a sumar confianza adentro. Racing contra Boca se quedó con un triunfo vital.
Tantos meses de espera. Tanta angustia. Tantos chispazos internos que hubo. Tuvo que entrar Vecchio para abrir el marcador con esa claridad que vale oro dentro del área ajena. Ahí, donde hay que mostrar calma y cabeza fría, el volante de la Academia encontró la llave que vulneró a la defensa férrea de Boca. En el día de su reaparición después de más de un año, superada aquella rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, Vecchio, justo él, la metía.
Grazzini y Videla vaya si acertaron con los cambios en el segundo tiempo. Con Vecchio llegaron al bendito gol y Almendra, también ingresado, fue quien asistió al ex Rosario Central. La ventaja había durado poco porque un ratito después Boca se aprovechó de desinteligencias defensivas y lo empardó transitoriamente.
Empujó con más voracidad Racing en la segunda parte. No bajó los brazos. Monopolizó el balón la Academia, se adueño del territorio ajeno. Tuvo actitud al servicio de la búsqueda del arco. Los laterales decididamente tomaron más protagonismo adelante. Continuaba con la tónica de no poder hacer daño. Boca, ya deliberadamente retrasado, se dedicaba a aguantar y esperar una contra. Ya con el 0-1 abajo, los de la Ribera se adelantaron en el campo. Ya era tarde…
Atrás había quedado ese primer tiempo de mucha posesión y algunos murmullos que bajaban porque Racing, a su paciencia, no podía agregarle aceleración. Boca, cuando recuperaba la pelota y atacaba, ganaba mucho por los costados ante la fragilidad de Racing. Como a lo largo de todo el año, Racing no transmitía seguridad en su funcionamiento defensivo. Boca se imponía mucho en los duelos individuales pro las puntas. No necesitó gran generación de fútbol para lastimar. Desbordó y avisó con envíos. Lucas Janson desperdició una chance clarísima, solo en el segundo palo. Tenía que empujarla, nomás.
Racing se quedó con una victoria épica. Lo ganó en el descuento. Y quedó segundo en su zona. Pero principalmente, recibió el empujón anímico que tanto necesitaba.
/Racing de Alma
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