Tras la conmoción por la inesperada derrota en la Bombonera contra Uruguay, la Scaloneta dio vuelta la página para afrontar un objetivo durísimo: Brasil en el Maracaná.
LA SELECCIÓN ARGENTINA sabía que un día esto iba a pasar. El entrenador Lionel Scaloni, en cada conferencia de prensa de las que brindó a lo largo de 2023, lo advirtió: el equipo no es invencible. Tenía razón, a pesar de la ola triunfalista que suele invadir al pueblo futbolero en general cuando las cosas marchan tan derechas, con hinchas y medios de comunicación a la cabeza.
Con el 0-2 en la Bombonera consumado, el DT lo reiteró: «ser campeones del mundo no nos hace invencibles». Fue un golpe duro, pero que se tomó con tranquilidad por parte de todos. El plantel está preparado para el cimbronazo, tal como lo estuvo en pleno Mundial de Qatar cuando arrancó con el pie izquierdo y terminó a paso triunfal.
La ferocidad competitiva del conductor oriundo de Pujato no le debe haber permitido conciliar el sueño con normalidad. Aun a pesar del tremendo elogio de uno de sus maestros admirados, Marcelo Bielsa, que lo felicitó por haber armado un «equipo de autor» en su primera experiencia pero que después le clavó una profunda daga.
La piña charrúa conmovió el mentón Albiceleste, pero tras la cuenta de protección, hay que estar preparados para afrontar un segundo round todavía más desafiante: en el Maracaná y contra Brasil, un oponente al que Scaloni considera muy complicado.
Precisamente, el próximo martes se producirá poco menos que una revancha de aquella final de la Copa América de 2021 en la que Lionel Messi y compañía le dieron inicio a la trilogía épica que incluyó la Finalissima con Italia y el sueño de las mil y una noches cumplido en la arena qatarí.
El cronograma de actividades contempla que los futbolistas tengan libre el viernes y que se reintegren el sábado al predio de Ezeiza, donde se entrenarán a las 18. El domingo habrá un nuevo ensayo a las 10.30. En ambas ocasiones la práctica será a puertas cerradas.
El lunes, en tanto, se producirá el viaje a Río de Janeiro para disputar el martes uno de los clásicos más importantes del mundo, si no es el que más atención concita en todo el planeta.
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