Colombia, con una gran actuación de Radamel, consiguió su tercer triunfo en línea, esta vez al ganarle 2-0 sobre Paraguay. Los cafeteros se acercan a pasos agigantados al Mundial del 2014.
Diario El Tiempo, Colombia
COLOMBIA.- Las garras del tigre siguen afiladas. Cada zarpazo de ese felino colombiano deja una herida mortal en el rival, pero también una profunda alegría en el país.
El viernes, en el primer tiempo, no se acomodaba a su terreno. No encontraba los espacios. Parecía que Paraguay lo había enjaulado para evitar que se moviera con soltura y que hiciera daño.
Sin embargo, en el segundo tiempo bastó que lo dejaran libre un par de veces y en un espacio muy reducido por cierto. Craso error de los paraguayos. Porque allí llegó él, aprovechando ese papayazo, para sacar sus garras y matar de primera. Paraguay lo sufrió y Colombia lo celebró.
Esos dos golazos de Falcao, en una tarde más bien fresca y con un marco espectacular en el Metropolitano, empujan decididamente a Colombia hacia el gran objetivo. El Mundial es posible. Se puede soñar.
El camino hacia Brasil se acorta favorablemente. Colombia, de la mano del mejor nueve del mundo, se acerca con paso de gigantes. Ya son tres victorias en línea sobre tres grandes de la región como Uruguay, Chile y ahora Paraguay.
Por eso el viernes hubo júbilo inmortal en toda Colombia. Por eso la fiesta fue enorme en el Metropolitano. No era el carnaval de Barranquilla, pero sí una gran alegría de todo un estadio vestido de amarillo que arropó a su Selección de principio a fin.
El partido, en la etapa inicial, no salió como muchos pensaban. Paraguay la puso difícil. El onceno guaraní llegó con ganas de aguar la fiesta. Apretó en el medio, manejó el balón, aisló a Falcao de los demás jugadores y eso lo sintió Colombia, que sufrió para hacerse dueño de la pelota.
Por eso ese primer tiempo terminó 0-0. En el segundo, con prontitud, había que hacer diferencia para evitar que al partido entraran la ansiedad y el desespero.
Y por fortuna Colombia, después de buscar y buscar por todos lados, encontró la llave para abrir la puerta de Paraguay. A los seis minutos Macnelly, en tal vez la única jugada buena que tuvo, tomó el balón en el medio, giró su cuerpo y vio que Falcao tenía una luz de ventaja sobre su carcelero. El tigre no lo pensó dos veces. Recibió y con una gambeta eludió a Da Silva para luego definir de manera impecable al segundo palo ante la salida de Diego Barreto. Ese gol ya se lo había anotado al Bilbao en la final de la Liga Europa. Y se lo repitió al Chelsea en la final de la Supercopa europea.
El rugido que tanto esperaba Colombia desatoró un poco el partido. Porque Paraguay tuvo que salir un poco más y porque el combinado nacional se encontró más cómodo en la cancha.
El ingreso de Cuadrado fue clave porque le dio alegría, chispa y velocidad al ataque de Colombia. James despertó, Teófilo se sacudió de la marca y Falcao comenzó a hacerse más dueño del área paraguaya.
A dos minutos del final, una vez más el tigre sacó sus garras. Fue otro gol de gran factura. Otro ataque mortal al corazón de los paraguayos. Recibió un pase de Soto, eludió a Aguilar y a Barreto y sacó un globito para el muy esperado 2-0 que celebró todo el país.
Los minutos finales fueron un carnaval en el Metro. La afición brincó, celebró, hizo la ola, coreó el óle, aplaudió a sus ídolos y al final abrazó con un emocionado saludo al equipo cuando el árbitro Sergio Pezzota decretó el final del partido.
De esa manera Colombia dio otro paso decisivo hacia el Mundial. Claro que se puede soñar con Brasil 2014. Desde que se tenga al mejor nueve del mundo o a un felino que no perdona como Falcao, cualquier cosa es posible.
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