Lo ganaba Talleres con un bombazo del chileno, a los 16 del complemento. Lo igualó Instituto a los 19 por una gran definición de Juan Franco.
Un Talleres-Instituto intenso, como todo partido especial. Un Talleres-Instituto a pleno, como todo clásico, con más de 50 mil hinchas albiazules en el estadio Mario Alberto Kempes. Un Talleres-Instituto que terminó 1-1 porque fue súper parejo.
Arrancó intenso, como era de esperar. Talleres apostando a su 4-3-3 en el que Ortegoza (el otro chileno del equipo) se soltaba. Instituto en su 4-4-2, de quite y salida rápida.
La primera chance fue de Talleres, a través de Ramiro Ruiz Rodríguez, a los 7, con un derechazo mordido.
Los primeros 15 fueron el partido esperado: Talleres con posesión; Instituto, esperando un corte para salida rápida.
Ese Instituto que volaba cuando quitaba la pelota tuvo su chance a los 22, con un pase de Lodico a Franco. El lateral demoró y Herrera le achicó el arco.
El final del primer tiempo dejó la certeza de que Talleres no estaba cómodo con el trámite y que Instituto sentía que en cualquier momento podía complicar a la defensa albiazul.
SEGUNDO TIEMPO
En el reinicio, Gustavo Albarracín entró por Marcos Portillo en Talleres. El objetivo del DT Ribonetto era darle más dinámica el medio campo y complicar al medio dispuesto por Diego Dabove.
En 10, la dinámica del partido no varió respecto al primer tiempo. Posesión de Talleres y salida rápida de Instituto.
Y a los 15, Barticciotto, que recién había entrado rompió todo con un zurdazo inatajable para Roffo.
Y ya era otro partido. Tres minutos después lo empató Franco, que se había mandado al ataque. En 18 minutos, el partido se puso hermoso.
Instituto también tenía que hacer sus ajustes y Dabove metió a Romero y Cuello por Rodríguez y Puebla.
Esos minutos de “locura” se aplacaron y el partido se ralentizó.
Por lo que Ribonetto volvió a cambiar. Necesitaba vértigo y puso a Depietri y a Tarragona, el nuevo.
La recta final mostró los últimos ajustes de Davobe para evitar reacciones de Talleres: Pérez y Brizuela para reforzar la contención.
La última imagen del partido fue la roja de Palacios, símbolo de la impotencia de un Talleres que no le encontró la vuelta a un Instituto sobrio y aguerrido.
/La Voz del Interior
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