El VAR fue decisivo con dos penaltis que dejan dudas en el fuera de juego previo al primero y también en que Nico Williams ya se estaba cayendo antes del pisotón evidente de Guido Rodríguez
Derrota dolorosa para el Betis. Perder en una visita a San Mamés puede entrar dentro de cierta normalidad, aunque siempre duela caer, el problema es hacerlo cuando en el minuto 10 ya atesoras un cero a dos a favor y estás dando una imagen muy ilusionante para todos los tuyos. Eso sí conduce a un sinsabor, a padecer con la remontada de los bilbaínos, que por cierto ya se había producido al descanso.
Como eximente, y con razón, los profesionales verdiblancos podrían apelar a los dos penaltis cobrados por Soto Grado a raíz de las indicaciones de la sala VOR. Por ahí sí se incrementa ese regusto amargo. Y más aún por el rendimiento de la segunda mitad, cuando los verdiblancos fueron incapaces de reaccionar ante el resultado en contra.
El fútbol tras el intermedio fue plano, como si se hubieran esfumado todas las posibilidades de volver a remontar y la primera llegada peligrosa hasta Unai Simón se postergó hasta después de encajar el cuarto gol a través del joven Unai Gómez. Entonces sí hubo una racha de cinco minutos con una posibilidad de Borja Iglesias en un centro de Miranda (86′), un disparo de Ayoze a las manos de Unai Simón (89′), una llegada peligrosa de Isco (89′) y una falta lateral lanzada directa por Miranda que fue repelida por Iñaki Williams (91′).
Ya era demasiado tarde para sacar ese orgullo, pero nunca está más que se ofrezca esa imagen que se había echado en falta durante todo el segundo periodo con ese 3-2 que figuraba en el marcador.
Difícil explicación
El fútbol depara muchas veces situaciones que son complicadas de explicar. Y una de ellas, sin duda, fue que el Betis se fuera al intermedio en San Mamés por debajo en el marcador. La escuadra de Manuel Pellegrini, con un equipo idéntico al que partiera frente al Atlético con la salvedad de Willian José por Borja Iglesias arriba, tuvo una presentación imperial en el recinto bilbaíno. No en vano, a los diez minutos ya tenía un 0-2 a su favor.
La tropa heliopolitana, bajo la batuta de un Isco brillante y con Guido Rodríguez metiendo pases precisos de 40 metros, provocaba el deleite de todos los suyos y no era para menos. Había que frotarse los ojos para corroborar semejante exhibición de fútbol y encima con un porcentaje de acierto en el remate que era del ciento por ciento.
A los dos minutos ya había acertado Willian José con un primer remate violento y acertado. Un pase profundo de Marc Roca de bella factura rompía el entramado defensivo local y después Ayoze prolongó la acción con ímpetu. Eran tres jugadores del Betis contra el que cerraba del Athletic y, lógicamente, el índice de probabilidades se cumplió, tres opciones ante una y la pelota le cayó al delantero brasileño. Éste golpeó con mucha calidad y los suyos se ponían por delante en sólo dos minutos.
Pero el Betis no se encerró en torno a Rui Silva. En absoluto. Siguió con la misma idea, con un estudio muy preciso del juego del Athletic y esto volvió a darle réditos. Porque es evidente que Guido Rodríguez tenía muy clara la situación de Aitor Ruibal cuando da ese pase largo que permite al catalán partir de su campo y llegar antes que el joven Imanol. Pase atrás para la llegada de Isco y éste le pega con todo para celebrar su primer gol con el Betis.
Grito de gol sentido del malagueño y también de todas las balas de cañón que sienten la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Heliópolis. Un cero a dos no es mala cosa, aunque restaba un mundo por delante y San Mamés siempre es San Mamés en lo referente a la presión y también, por qué no decirlo, a las dádivas arbitrales. Avisó Vivian con un remate al larguero (13′), pero la situación parecía perfectamente controlada por Guido Rodríguez y compañía.
El papel del VAR
No era así, sin embargo, porque el Athletic comenzaba a llegar con más elementos de la cuenta a las cercanías del área bética. En una de esas acciones un pase en profundidad a Nico Williams se convierte en penalti por un aparatoso derribo de Rui Silva. El VAR lo revisa todo y lo que parece increíble es que aquello no tuviera un fuera de juego previo, pero, claro, lo de las líneas del VAR ya son algo así como un dogma de fe. Hay que creerlas, aunque permítase que quien esto suscribe se declare agnóstico en este sentido. Me pareció orsay previo y así lo reflejo. El caso es que el penalti era transformado por Vivian para meter al Athletic en el partido.
Desde entonces nada sería igual, ya sí iban a tener los locales el ímpetu necesario para obligar a los errores de Pezzella, Luiz Felipe y compañía. Sobre todo cuando el VAR va a decretar otro de esos penaltis que sólo se pueden pitar a través del artilugio. Soto Grado no había considerado punible una nueva caída de Nico Williams, pero es evidente que se produce un pisotón de Guido Rodríguez. Pero no parece penalti, ya que Nico Williams se comenzaba a caer al tropezar con sus propias piernas. Ahí coincide con el pisotón, cierto, pero ya esta camino del césped el internacional bilbaíno.
El caso es que con otro penalti se produce el empate a dos. Y ya con el Athletic enfervorizado llega un error en el despeje de Pezzella para que Iñaki Williams centre como si estuviera disparando a puerta. La pelota le cae a Guruzeta, entre otras cosas porque el equipo de Valverde acumula mucha gente en el área, y éste fusila a Rui Silva. Era increíble, pero era así, el Betis se iba a los vestuarios por debajo en el marcador.
El problema para los hombres de Pellegrini fue que dejaron de creer, el golpe sicológico pareció más duro incluso que el futbolístico. El Betis fue incapaz de crear peligro en toda la segunda mitad y ni siquiera con los cambios del Ingeniero se vio esta vez ningún atisbo de reacción. Apenas un control fallido de Isco en un pase largo de Marc Roca (60′).
Nada más hasta que llegó la contra local que acabó con el gol de Unai Gómez. Desde entonces sí hubo un rato más racial, pero tampoco sirvió para avivar la llama de la esperanza. El Athletic tenía ya el colchón del 4-2 y sí supo conservarlo. El Betis, en cambio, lo desperdició en el primer periodo, entre otras razones porque hay cosas que parecen increíble a pesar del VAR. ¿No fue fuera de juego de Nico Williams en el penalti del 1-2? ¿El pisotón de Guido no se produjo cuando el extremo internacional ya estaba cayendo? Preguntas que sólo el dogma de fe del VAR puede preservar.
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