Victoria por la mínima gracias con un gol de Borja Iglesias, en un Betis que duerme líder
El techo del Betis no es que esté alto, sino que a día de hoy no se atisba. Ni se intuye. Un equipo que no ha dejado de crecer desde que Manuel Pellegrini se pusiese a los mandos y ha cogido la inercia de ganar por merecimientos e incluso con placer. Porque se divierte jugando. Combina con suficiencia y cuando algo parece que se le complica, uno de sus hombres de ataque aparece para destrozar al rival en una acción individual. Hasta ese gen de equipo grande se le está pegando. Borja Iglesias destrozó la portería rojilla en el primer periodo, justo cuando Osasuna había tenido su mejor ocasión. Y en el momento de sufrir le tocó defenderse, con uno menos, para no dejar de ganar. Tres de tres del Betis, que duerme como líder del campeonato y que presenta desde muy al inicio sus credenciales para aspirar a todo, que en caso verdiblanco es meterse entre los cuatro primeros. Casi nada.
Qué placer es ver equipos de LaLiga con las ideas tan claras. Betis y Osasuna ofrecieron el espectáculo al que han acostumbrado a sus seguidores. Fútbol intenso, combinativo y siempre queriendo buscar la portería contraria. Sin perder un segundo. Nada de controlar los partidos. Si hay porterías en cada extremo, para qué entretenernos en jugar por el centro. Los dos equipos llegaban con un pleno de victorias en las dos primeras jornadas. Si tiene fe en lo que hacen, los puntos son la gasolina de la confianza. Y la primera media hora fue más para los visitantes. Estaban más cómodos. Porque dejar al conjunto de Pellegrini sin disparar a portería en un tercio de encuentro no es poca cosa. Y encima Osasuna buscaba con peligro la portería de Rui Silva, con transiciones a toda velocidad. Chimy y Moncayola lo intentaron desde lejos, mientras el Betis sólo salía a través de William Carvalho. Necesitaba conectar de verdad con alguno de los de arriba.
Y tras la pausa de hidratación, donde los entrenadores tratan de ajustar sus equipos, Osasuna gozó de una de las grandes ocasiones de la noche. Dejada deliciosa del Chimy Ávila a Moi Gómez, en una pared justo por el centro de la defensa bética, y la llegada del ex del Villarreal terminó estrellándose en el palo, con Rui Silva ya vencido. El rechace lo cazó Rubén Peña, quien con la mala (la izquierda) trató de anotar, pero ahí si el meta portugués pudo desviar el remate sacando su pierna izquierda. Se salvaba el Betis. Y es que a los andaluces, en este estado de euforia, no se les puede perdonar la mínima. No habían disparado a portería y la primera terminaría dentro. Centro raso desde la izquierda a Borja Iglesias, que se despegó de su marcador, se dio media vuelta y ante una nube de defensores rojillos se sacó un enorme zapatazo que entró como un avión por la parte alta de la meta de Sergio Herrera. Se adelantaba el Betis con el Pichichi de Primera (cuatro goles) y ahora le tocaba llevar el mando y apurar a su rival.
La clase de William Carvalho
Y el show de Carvalho, que ya había comenzado minutos antes, se desataría. Pase profundo sobre Álex Moreno, que entra siempre en el momento justo, y su pase de la muerte lo desvió David García cuando Borja Iglesias ya se relamía. Fekir se quejó de ser obviado en el último pase cuando también estaba en posición de remate. La siguiente jugada de William recordó a esa pisada ante Herrera que hizo el portugués la pasada temporada ante Osasuna, como uno de los goles de LaLiga. William entró con fuerza en el área desde la frontal y se fueron cayendo de culo uno tras otro de los defensores rivales. Se ganó el espacio y su disparo buscando el segundo palo se marchó alto. Qué jugadón y qué jugador. El segundo periodo se inició con un Betis subido en una nube, pese al empuje navarro. Además, la entrada de Canales le daba incluso más empaque a los locales. Sin embargo, la primera gran ocasión fue para Osasuna, con un centro interior a Rubén Peña y remate de primeras del lateral cuando sólo tenía que mirar a su alrededor para saber que estaba solo delante del portero y decidir por dónde podía hacer gol.
Arrasate metía dos delanteros, mientras Pellegrini hacía debutar al brasileño Luiz Henrique. Y esos cambios le venían mejor a los locales, ya que los defensas béticos habían sufrido mucho para sujetar la movilidad del Chimy. Podían mejor con dos delanteros más de área, aunque debían estar atentos a los centros laterales. Sin embargo, un despeje de Pezzella, que llega antes que Manu Sánchez, le obliga a salir antes del campo tras dejar la plancha en el gemelo del jugador rojillo. Roja. Un cuarto de hora por delante y un resultado corto. Todo por jugarse. Se calentaba el encuentro, con la grada contra Martínez Munuera. El duelo se ponía emocionante a más no poder. Centros laterales constantes de Osasuna sin remates claros. El Betis se defendía apoyado por su gente. Aguantó como pudo. Tres puntos más. Nueve de nueve. Un Betis líder. No hay quien le tosa.
/Marca
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