Vélez lo ganaba dos veces pero el Flamengo se terminó quedando con la victoria 3-2 en Liniers. Mancuello fue expulsado en el equipo de Pellegrino.
Cuando tenés un equipo enfrente que tiene experiencia, te tenés que cuidar además de jugar. Cuando enfrente se te paran unos cuantos monstruos de apellidos ilustres incluso en Europa, te tenés que cuidar. Vélez no supo y no pudo. En su retorno a la Libertadores después de siete años la pasó mal con Flamengo y se dejó cachetear por la chapa. Así lo perdió. Lección para repasar antes de ir a Quito por la Liga en la segunda fecha del Grupo 6 de la Copa Libertadores.
Le costó al equipo de Pellegrino meterse en partido. Fueron unos diez y pico de minutos en los que el Fla movió la pelota de acá para allá, tratando de perforar ese esquema bien dispuesto por el entrenador rival. En esos minutos que el Fortín se tomó para leer el mapa de juego, entendió que había que atacar con velocidad y sobre todo poner 1 vs. 1 a uno de sus puntas con Gustavo Henrique, el lungo zaguero carioca.
Para llegar al área con posesión, Pellegrino tiró más al medio a Janson, y esa movida de ajedrez le dio resultados una vez que su equipo se pudo parar con otra convicción. En los pies de Almada nació el gol que terminó de parir el propio Janson, después de que Lucero dejara desparramado a Henrique con un amago de museo.
Parecía que Vélez había entendido cómo doblarle el brazo a un equipo de la chapa del Flamengo. Que se lo iba a ir comiendo de a poco, con la velocidad de sus pibes y la buena noche que estaban teniendo sus puntas. Pero el equipo negro y rojo no lo quiso invitar al carnaval.
Gerson empezó a poner alambre de púa en el medio, le tiró su magia encima a la pelota y hasta se puso la pilcha de asistidor: lo dejó mano a mano a Arao para un empate que volvió a descolocar al local (en el cierre del PT el volante del Fla le sirvió el segundo a Ribeiro pero éste definió con la uña).
Pellegrino animó a la tropa en el vestuario y Janson se volvió a anotar en la red, esta vez de cabeza. Pero el problema de Vélez siguió siendo mental. Nunca tomó conciencia de que un triunfo contra el Flamengo se defiende a toda costa. Y entonces Gabigol se cortó al toque, le hicieron penal y lo cambió por el 2-2.
A partir de ahí la confusión reinó durante unos minutos y en ese mar revuelto, ganaron otra vez las credenciales. De Arrascaeta sacó un zurdazo de otro partido y clavó la pelota en el ángulo derecho de un Hoyos que no hubiese llegado ni en avión. Otra vez la chapa sobre el césped del Amalfitani. Vélez estuvo dos veces arriba, merecidamente, eh, pero su poco roce actual lo llevó al caos.
Flamengo manejó los minutos restantes con la pasta de campeón que el mundo le conoce y con sus apellidos no pasó más contratiempos (incluso podría haber metido alguno más). El Fortín vio cómo se le escaparon el buen primer tiempo de Lucero, la capacidad goleadora de Janson y el cierre siempre ideal de Gianetti, quien hizo un partidazo aunque no alcanzó. Además, a Mancuello lo echaron por una patada a Gabigol. Lección a repasar antes de viajar a Quito.
/Ole
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