La Academia perdió 0-1 en Brasil y según el portal Racing de Alma el arquero chileno fue la figuar de la cancha e impidió un triunfo más amplio del local
Podría lamentarse la Academia por no haber podido sacar provecho de su mejor momento en el partido. Porque a esa superioridad no logró llevarla adentro del arco. Pero también debe valorar el resultado. Si bien perdió en la ida, el exiguo 0-1 le deja la ilusión intacta de cara a la revancha. Y esto se lo debe a Gabriel Arias, el responsable de que la Academia no perdiera por una diferencia mayor y quedara con vida en la serie de cuartos de Sudamericana. Racing perdió con Paranaense en Curitiba por Sudamericana, pero el conjunto brasileño demostró ser un equipo al que se le puede ganar. Y más en un Cilindro que empujará muchísimo dentro de una semana.
El arquero de Racing salvó a su equipó de lo que hubiera ido una caída más profunda con cuatro tapadas clave en el segundo tiempo, cuando el encuentro se emparejó y encontró a un anfitrión más atrevido, suelto, peligroso. Racing, en el balance, no jugó bien en Brasil. Tuvo un par de situaciones de gol en la etapa inicial, aunque le faltó poder de fuego. No le bastó a la Acadé con la titularidad de Juanfer Quintero.
Se había plantado con personalidad la Academia en el Arena da Baixada del césped sintético y mojado por todo lo que lo regaron. Parecía más adaptado a esa superficie que el rival, incluso. Impuso supremacía en el juego porque ganaba en casi todos los sectores del campo, principalmente en la mitad de la cancha. En un contexto de clima de enojo en las tribunas, por un equipo local tibi que rara vez daba más de tres pases seguidos y presionaba a destiempo, Racing controlaba la pelota y tenía dominio territorial.
Juan Nardoni, Agustín Almendra y Juanfer Quintero construían sociedades. Encontraban espacios para hacer circular el balón con naturalidad. El conjunto de Costas ponía muchos actores en campo ajeno y cuando perdía la pelota la recuperaba pronto. Porque anticipaba o porque el adversario caía en imprecisiones extrañas en un equipo brasileño. Pero más alla de que Racing manejaba mejor los hilos, llegaba poco de manera clara. Lo hizo dos veces en ese primer tiempo, una con un remate de Maravilla Martínez que el arquero mandó al córner y otra en un disparo de Gastón Martirena que dio en la parte externa de la red.
Juanfer estuvo bien en los inicios de las acciones pero no pudo terminar ninguna. No pateó al arco en esa etapa. A medida que pasaban los minutos, la atmósfera se iba poniendo cada vez más densa en el estadio, con un local que lucía temeroso, inseguro, como si lo incomodara la pelota. Sin elaboración ni buenas respuestas individuales, hasta que la Acadé se durmió en una. Nardoni largo a Joao Cruz, el ingresado en el PT, éste tuvo tiempo y espacio y sacó un remate que se le metió Gabriel Arias. En el mejor momento de Racing, el cuadro brasileño se ponía arriba y ganaba en confianza.
Los cambios de Costas
Costas mandó a la cancha a Roger Martínez por el voluntarioso y poco eficiente Maxi Salas en el ST. Y también colocó a Johan Carbonero por Martirena. Se hizo un partido abierto, de ida y vuelta, más palo a palo. En ese contexto, con un mediocampo de transición , las más claras fueron para Paranaense. Y siempre apareció Arias. Racing generó una de peligro con Roger, cuyo tiro fue tapado por el arquero. Juanfer siguió sin poder disparar hacia el arco. Jugó bien en corto pero le faltó ser más punsante, mayor influencia en la generación.. No lastimó con pases filtrados. Tampoco estuvo picante Maravilla Martínez a lo largo de todo el partido, y cuando salió a pivotar perdió algunas pelotas.
Terminó siendo un marcador que Racing debe mirar con cariño por cómo se dio el ST. La esperanza, para la vuelta, es grande.
/Escrito por Nicolás Montalá para Racing de Alma
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