La temperatura del césped a la hora de comenzar el encuentro era de 38 grados y eso había obligado a extremar el riego del pasto para tratar de refrescar
Empate sin goles en una cita que prometía mucho entre el Betis y el Atlético de Madrid. Fue una cita marcada por el extremo calor que se registraba en el césped del Benito Villamarín, 38 grados según las cifras ofrecidas por LaLiga, y ambos equipos no llegaron a forzar en ningún momento para buscar el gol que les diera el triunfo.
Fue un juego bastante plano por parte de ambos, en el que apenas había presión para la recuperación y se le concedía al rival la opción que de llevara la pelota hasta el centro del campo. Ahí sí surgían unas defensas muy bien ordenadas, basadas en las basculaciones, que impedían las ocasiones claras de gol por parte de dos equipos que, en el futuro y con temperaturas mucho más lógicas para hacer esfuerzos en un campo de fútbol, deben rendir a un nivel muchísimo más alto.
El primer periodo sí iba a tener como protagonista más destacado al Betis. Los verdiblancos, con Isco al mando de todo, sí fueron más valientes que sus rivales y trataron de acercarse a Oblak, aunque lo conseguirían sin opciones claras de gol.
Hay que insistir en esos datos de LaLiga, que indicaban que la temperatura del césped a la hora de comenzar el encuentro era de 38 grados y eso había obligado a extremar el riego del pasto para tratar de refrescar. Sea como sea, si subía ese calor hacia los protagonistas era evidente que aquello prácticamente era una sartén e iba a ser muy complicado garantizar un mínimo de intensidad en el esfuerzo. Era imposible
La situación se iba a notar en el ritmo con el que arrancaron los protagonistas. Había un extenso recorrido de casi 100 minutos de fútbol y no todos ellos iban a poder ser sustituidos en este Betis-Atlético de Madrid para tratar de refrescar las piezas de ambos equipos. Así que el partido se planteaba como un litigio a largo plazo, con la necesidad de saber economizar las fuerzas para evitar que todo se hiciera mucho más largo de lo previsto.
En el Betis Manuel Pellegrini evidenciaba que había quedado muy contento con el rendimiento ofrecido por los suyos en el debut liguero contra el Villarreal. No había más que echar una mirada a la hojilla de las alineaciones para entenderlo. El chileno calcaba el equipo del domingo anterior y sólo introducía la novedad de Aitor Ruibal en el sitio de Luiz Henrique, lesionado muscularmente durante la semana.
Simeone también acudía con lo previsto, incluido Oblak, que se recuperaba para ser el titular entre los tres palos. Lo que era más complicado de descifrar es si los visitantes, esta vez de azul, planteaban el litigio con cinco defensas atrás o con cuatro. Todo dependía de la posición de Mario Hermoso, que variaba según las circunstancias para ejercer como central izquierdo en una zaga de cinco o subía hasta el centro del campo para dejar atrás sólo a cuatro.
Sea como sea, las dos escuadras iban a aceptar una especie de armisticio durante el primer periodo. Todo consistía en tocar sin presión en el campo propio o incluso en los primeros metros del terreno del rival para que éste se parapetara atrás con una defensa posicional y yendo a las coberturas con mucho orden. Sucedía en ambos casos, pero eran los anfitriones quienes ponían más ahínco para tratar de hostigar al menos a Oblak.
Así, mientras no se podía contabilizar ni un solo disparo a puerta del Atlético de Madrid por la sencilla razón de que no se había producido, en el Betis sí se habían producido varios acercamientos. El más peligroso tuvo lugar en el arranque, en el minuto 2 concretamente, cuando Abner tuvo un disparo cruzado en su ingreso en el área de los azules y le pegó con mucha fuerza. Se le fue fuera por muy poquito, pero era el primer aviso.
Después, en el archivo con las anotaciones sólo se iban a constatar algunos intentos de Ayoze (22′), con un tiro que se le fue fuera por muy poco; Isco (30′), en un intento de chilena que salió dirigido muy lejos de la portería de Oblak; otro tiro de Isco (49′ del primer periodo) arriba; y, por último, un empalme muy desviado de Aitor Ruibal (50′). No había sido nada diáfano, pero sí se ofrecía, al menos, la sensación por parte del Betis de querer con más ahínco el triunfo.
Claro que cuando esta enfrente este Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone y se podía esperar que se invirtiera la tendencia. Para ello, fue clave la entrada de Pablo Barrios en el lugar de Marcos Llorente. Los madrileños dieron un paso adelante y eso se iba a agudizar después cuando se produjeron tres cambios al mismo tiempo. Los visitantes estaban más frescos que los anfitriones, aunque había que esperar a las sustituciones por parte de Pellegrini para ver cuál era la situación física de todos al final.
Pero no, no cambió nada, todos se conformaron con el cero a cero y ambos equipos se marcharon contentos con el punto que habían sumado. La prueba más clara de ello es que sólo se registró un disparo entre los tres palos parte de los dos y fue un cabezazo de Mario Hermoso en un centro lateral (65′) que sólo provocó el susto de Rui Silva, aunque el portugués no tuvo el menor problema para estirarse y sacar el balón por arriba de lo portería.
Por parte del Betis, en este segundo periodo sólo se produjo un acercamiento que pudo ser productivo, pero Ayoze enganchó la pelota en el borde del área y se le fue un metro fuera de la portería de Oblak (50′). Tampoco hubo más por parte de los hombres de Pellegrini.
Ya habrá tiempo para cuestiones mayores en el futuro, de momento, con este calor, todo se juega a un cara o cruz y tampoco se trata de perderlo todo en cualquier jugada desafortunada. Al Betis le faltaron algunos argumentos para poder desequilibrar arriba, pero, claro, enfrente estaba el Atlético y eso siempre es un aspecto a tener en cuenta. Y mucho.
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