Dolorosa e injusta derrota del equipo de los chilenos ante el cuadro de Jurgen Kloop. Arturo Vidal jugó casi todo el encuentro y Alexis Sánchez ingresó en los minutos finales
Jürgen Klopp tiene tantas cartas en su baraja ofensiva que es difícil que no tenga una mano ganadora. En el Giuseppe Meazza, el entrenador alemán apostó por su nuevo tridente de confianza -Mané, Salah y Jota- guardándose el joker de Firmino y el comodín de Luis Díaz. La MSF es historia pero no el brasileño, al que metió en el descanso para que acabara desnivelando un encuentro eléctrico que agitó la entrada del colombiano.
Los cambios del entrenador alemán en la segunda mitad desequilibraron el partido. Fueron claves. El chispazo de Bobby y el rayo de Mo fulminaron (0-2) a un Inter que arriesgó sin red y acabó despeñándose. Inzaghi ha pulido al equipo de Conte… pero no le dio para desarbolar a un Pool que triunfó en Milán tras sobrevivir a las embestidas locales. Demasiado castigo para el campeón de la Serie A
El exentrenador de la Lazio ha dado vuelo a un equipo cómodo con sus tres centrales y en el vértigo. Hasta al Liverpool, acostumbrado al rock, le sonó la música nerazzurri demasiado fuerte en algunas fases. Se vio superando en ocasiones por el altísimo ritmo italiano, que mezcló el riesgo con las imprecisiones. Buscaron salir de atrás rozando el infarto.
El problema de Inzaghi es que no tiene sorpresa, siempre juega igual. Esta tarde, por ejemplo, al no contar con Nicolò Barella (suspendido) ingresó Arturo Vidal, pero muy atado, contenido en funciones defensivas. Y cuando ingresó el otro chileno, Alexis Sánchez salió Lautaro Martínez, para seguir jugando con dos delanteros, en circunstancia que perfectamente podrían haber convivido los tres. El tocopillano, en los pocos minutos que estuvo en cancha tuvo una asistencia muy buena para Dzeko. Sin embargo, alcanzó a cortar justo Van Dijk.
Klopp, que metió de inicio al jovencísimo (18 años) Elliott en su medular junto a Thiago, no estuvo cómodo en toda la primera mitad. El Liverpool tenía el balón pero no podía correr. El Inter, con Perisic volando por la izquierda, se topó con el larguero en un remate de Çalhanoglu. Iban a todo gas.
Los cambios de Klopp
El trueno que retumbó en San Siro fue el de Luis Díaz. Su velocidad hizo virar el partido hacia Anfield. Estuvo en su prime. Firmino, jugándose una tortícolis tras un platanito de Robertson, marcó un 0-1 que dejó K.O. al Inter. Los italianos no se levantaron y Salah terminó de anestesiarles. Un duro golpe.
/Escrito por Jon Prada para Marca
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