El Cádiz CF se clasificó para los octavos de final de la Copa del Rey tras imponerse (0-1) al Fuenlabrada con un gol del chileno Tomás Alarcón en el minuto 93 en el único disparo a puerta de los visitantes en todo el encuentro. Es el primer gol del chileno en España
A lo justo, en un mal partido que pudo perder pero al final ganó porque el fútbol a veces es caprichoso.
La suerte sonrió a un Cádiz CF que evitó el carbón en una jugada aislada al final. El fútbol premia el acierto y los que acertaron fueron David Gil, con dos grandes paradas en la segunda parte, y Tomás Alarcón con un latigazo cuando la prórroga parecía inevitable. Ellos ejercieron de Reyes Magos. Poco más hizo un equipo que no dio buenas sensaciones pero el día de Reyes se regaló una victoria con la que endulzó por un día su errática temporada.
Entre lesiones, Covid-19 y un torneo secundario como es la Copa, Álvaro Cervera alineó un once poco habitual aunque a priori competitivo frente a un rival de una categoría inferior. La novedad fue el cambio de dibujo. Una especie de 3-1-4-2, con el canterano Raúl Parra incrustado en el centro de la defensa, Sobrino y Arzamendia como carrileros, Álex Fernández como único pivote yen punta Osmajic y Andone.
Los amarillos, ataviados con la segunda equipación (vestimenta completamente azul) arrancaron con sensación de seguridad atrás y el plan de de ejercer un presión alta.
La solidez atrás en el comienzo contrastó con las dificultades para generar oportunidades. En el minuto 12, Andone remató fuera cuando parecía más conveniente servir el pase de la muerte a Osmajic y Sobrino, solos en el segundo palo.
El paso del tiempo favoreció los intereses de los locales, más asentados y sin dar opción a los visitantes. La primera parte transitó por la senda del aburrimiento, sin sufrimiento para las defensas y con escasa imaginación en ataque.
La acumulación de efectivos en campo contrario fue una meritoria declaración de intenciones que se dio de bruces contra la muralla anaranjada de los madrileños (color de la camiseta de los anfitriones). Le bastó un poco de orden al Fuenlabrada para desactivar a un Cádiz CF espeso en labores ofensivas que se lo tomó con calma, sin renunciar al principio básico de la portería a cero aunque sin demasiada querencia por el balón.
Los porteros vivieron un primer periodo como espectadores, casi sin necesidad de intervenir. En el 33, David Gil detuvo el balón sin problemas tras un tiro lejano. Poco antes, Andone había cazó el esférico dentro del área pero sin puntería en la definición. Y en el 35, remate alto de Víctor Chust a la salida e un saque de esquina.
Y en plena siesta, que así fue la primera mitad, un susto poco antes el intermedio, cuando David Gil vio cómo el cuero se estampaba contra el larguero tras un centro chut Pol Valentín. Fue lo único destacable de unos 45 minutos iniciales que fueron un dolor de cabeza. De todos menos fútbol, como si los dos contrincantes hubiesen coincido en dejar la tarea pendiente para la segunda parte.
Los gaditanos se conformaron con que pasase el tiempo, mostraron poca ambición a la espera de la reanudación. Sobre el césped no se notó la diferencia entre un Primera y un Segunda que libraron ua batalla de imprecisiones.
El encuentro, que ya era feo, pintó a peor para el Cádiz CF en los albores de la segunda mitad. Fue el Fuenlabrada el que dio un paso al frente y Anderson disparó tres veces fuera en apenas diez minutos, con el primero intento muy cerca de un poste.
El Cádiz CF no terminada de despertar y Álvaro Cervera quiso agitar la coctelera con un par de variaciones. Dio entrada a Tomás Alarcón e Iván Chapela, quien nada más salir sirvió un centro raso sin respuesta con el balón de paseo delante de la portería (en el 56).
El chiclanero ocupó el carril derecho y Sobrino apareció algo más como el delantero. Mientras los de Cervera trataban de aclararse arriba, David Gil sostuvo con vida a su equipo con un paradón tras un cabezazo a bocajarro de Pulido (minuto 63).
Sin hacer nada del otro mundo, el cuadro de casa fabricó alguna que otra ocasión vio más un gol que el Cádiz CF no olía ante una alarmante falta de recursos, incapaz de dar más de dos pases seguidos y sin dar utilidad al juego directo.
El equipo no funcionó con un sistema de tres centrales y a menos de un cuarto de hora para el 90 pasó al 4-4-2 justo cuando Cervera apostó por Espino y Negredo, con la sombra de la prórroga cada vez más grande.
El tiempo avanzaba sin la sensación de que los visitantes pudiesen marcar, todo lo contrario que un Fuenlabrada que si creía en sus posibilidades. En el 82, de nuevo David Gil, de largo el mejor de su equipo, se erigía en estandarte con una mano salvadora tras un misil de Pedro León.
El partido iba directo la prórroga. El Cádiz CF no había tirado a puerta en todo el partido pero en la última jugada, en el 93, Tomás Alarcón marcó un hermoso tanto con un cañozano raso desde la frontal del área con el que alojó el esférico en la portería junto a un poste.
El chileno evitó la tortura de 30 minutos de tiempo extra y con su gol metió al Cádiz CF en los octavos de final.
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