El Sevilla y el Betis firman un empate a cero después de un partido tedioso salvo para quienes tuercen para alguno de los dos equipos
Derbi fuera de tiempo para todos, para los dos equipos centrados en otras tareas a estas alturas de la temporada cuando sólo restaban cuatro partidos para el final del curso y también para los propios protagonistas, que, por un motivo o por otro, no tienen ya el combustible necesario en sus cuerpos para darle fuerza a sus piernas. Sevilla y Betis firmaron un empate de otras épocas, de citas de la máxima rivalidad en la que había mucha más tensión que fútbol, y más o menos todos se fueron también contentos con ese empate final a nada.
El guión del juego sólo se alteró en la recta final. Concretamente, coincidiendo con el momento en el que ingresaron en el campo Jesús Navas y Joaquín, precisamente los dos futbolistas que más presencia en este derbi sevillano han tenido. También sucedió entonces que Miranda le hizo una entrada durísima al lateral derecho de Los Palacios y el VAR dictaminó que era merecedora de la tarjeta roja directa después de que Gil Manzano le hubiera mostrado en primera instancia la amarilla.
Esa acción llegaba engullida por las dos mejores ocasiones que tuvo el Sevilla y también todo el partido por parte y parte. Lamela había tenido la primera (85′) cuando una jugada entre En-Nesyri y Suso lo había dejado delante de Claudio Bravo. Tal vez la jugada pedía un punterazo, pero el argentino optó por colocar el balón y se le fue fuera por el palo más lejano. En la segunda, ya con los sevillistas con un hombre más sobre el terreno de juego, En-Nesyri cabeceó picado un centro perfecto de Suso (93′). El balón le fue directamente a Claudio Bravo, que salvó a los suyos en ese tramo final. También había intervenido bien el chileno en sendos disparos consecutivos de Suso y Lamela (64′), pero fueron más propicios para la palomita que para otra cosa.
En el balance global de los verdiblancos, basta con decir que no registraron ni un solo disparo a la portería de Dmitrovic, lo que hoy se denomina en las estadísticas como remates entre los tres palos. Pues cero aparece en ese apartado de la escuadra de Manuel Pellegrini. Eso sí, también hay que precisar que Ayoze no fue capaz de aprovechar un error de Montiel (77′) en ese tramo final por la sencilla razón de que no se esperaba el fallo del campeón del mundo.
Hasta aquí todo lo que tiene que ver con el global, aunque en la disección de este derbi número 139 de los oficiales hay que resaltar que la primera parte ya estuvo muy lejos de los cánones del buen fútbol, aunque eso, en un derbi, sea un deseo que hay días en los que parece que está en las antípodas. El partido arrancaba con ritmo, para qué negarlo, pero entre las interrupciones y los desaciertos de ambos iba a ir bajando el nivel paulatinamente hasta convertirse en un juego impreciso y hasta aburrido de no ser porque en un partido de la máxima rivalidad sevillana siempre hay cuentas pendientes para no perder el interés.
Mendilibar había arrancado con una auténtica revolución respecto al once que él considera como el mejor de los que tiene a su disposición, es decir, el que alineó el pasado jueves contra la Juventus. Sólo Gudelj, Rakitic y Óliver Torres repetían como titulares y en el resto se mezclaban algunos futbolistas que han tenido más participación con otros, casos de Alex Telles e incluso Rafa Mir o Rekik que no llegan a disponer de minutos ni siquiera cuando entrenador vasco no agota los cinco cambios de los suyos a pesar del agotamiento.
Pero el máximo responsable de la plantilla sevillista entendía que más valía tener piernas para tratar de imponerse al Betis en este derbi. Ya hizo más o menos lo mismo en Valladolid una semana antes y entonces el resultado le dio la razón. Todo lo contrario sucedía con Pellegrini, que sí apostaba por la continuidad, entre otras cosas porque los suyos habían tenido muchos más días para la recuperación desde el triunfo contra el Rayo Vallecano. El chileno sólo introducía a Abner, la sorpresa en lugar de Miranda, Luiz Felipe y Borja Iglesias como titulares para que repitieran otros ocho futbolistas.
La presencia de los dos últimos entraba en todas las quinielas de las previas, no así la de Abner. Y con semejantes elementos la paridad iba a ser casi total en ese primer acto, entre otras cosas porque la mayor parte de los protagonistas iban a estar muy desacertados. Particularmente llamativa fue la nula aportación de Canales en todas las acciones a balón parado.
En el ámbito sevillista todo se iba a fundamentar en tratar de tener el balón lejos de Dmitrovic el mayor tiempo posible, aunque Rafa Mir rara vez era capaz de bajarlo para que sus compañeros llegaran desde atrás con posibilidades de entrar en contacto con él. Tal vez el más acertado era Óliver Torres y en un centro del extremeño sí tuvo un disparo Rafa Mir para que pudiera lucirse Claudio Bravo. Aunque no servía para nada, era fuera de juego claro del delantero centro sevillista.
Era la primera parte con menos remates a puerta de toda la Liga, lo que es fiel indicativo del nivel de los dos equipos. En el intermedio, Pellegrini decide meter en el campo a Rodri en el lugar del desacertado Luiz Henrique, además, ya había visto una cartulina amarilla y el Betis tiene un ratito de un fútbol algo más agradable.
Pero tampoco fue exagerado esto. Los minutos seguían corriendo y el Sevilla sí fue capaz de dar un paso adelante para acercarse algo más hasta Claudio Bravo, sobre todo a medida que iba introduciendo titulares en los cambios. Un remate de Rafa Mir (47′), aunque parecía fuera de juego, una acción de Pezzella contra su portería (51′), otra llegada de Gueye con un mal remate arriba (56′), un balón que salva Pezzella de poder ser cabeceado por Lamela (61′), los dos tiros seguidos repelidos por Bravo a Suso y Lamela, un robo de Suso mal resuelto por En-Nesyri y Lamela (73′)… Ahí llegó la opción de Ayoze, que no se esperó el error de Montiel (77′) y después las dos últimas, las más claras, Lamela y En-Nesyri.
Todo iba a acabar como comenzó, con el cero a cero que se otorga a ambas escuadras desde el inicio y la sensación de que este derbi había llegado ya demasiado tarde para todos. Para unos, porque sólo tienen su cabeza en el día 31 de mayo en Budapest; para otros, porque tienen cerrado su objetivo de clasificarse por tercer año consecutivo para la Liga Europa. Uno a uno y cero a cero, la Liga particular acaba en tablas y ya cada uno puede disfrutar de los objetivos más globales.
/DiarioSevilla
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