Fue clave la aparición del arquero y capitán de Racing. Mantuvo invicta la valla de Racing y aguantó, como todo el equipo, las embestidas de River después de que Cáceres los dejara con uno menos.
El clásico entre River y Racing fue un empate que le cayó mejor a la Academia, que se llevó del Monumental lo que fue a buscar. En un partido con pocas llegadas, el equipo de Pizzi lo aguantó desde la expulsión de Juan Cáceres. El Millonario tuvo pocas, pero se chocó siempre con Gabriel Arias. Esta vez, los de Gallardo no tuvieron un partido fácil como en la Supercopa Argentina.
Fue hace menos de un mes. Más precisamente el 4 de marzo, en Santiago del Estero. Por la final de la Supercopa Argentina, River goleó 5-0 a Racing. Este domingo 28 de marzo, ambos equipos volvieron a enfrentarse. Esta vez en el Monumental y por la séptima fecha de la Copa de la Liga. Y el resultado fue 0 a 0. ¿Qué cambió de un partido a otro para pasar de aquel baile a este encuentro sin gritos?
Olé te cuenta las claves de este empate, partiendo como bonus extra esta doble tapada de Arias que salvó a Racing:
Una doble atajada de Gabriel Arias en el amanecer del segundo tiempo del clásico contra River hizo que Racing mantuviera el cero en el Monumental y emprendiera el viaje de regreso a Avellaneda con un punto en el bolsillo.
Gabriel Arias salvó a Racing con una doble atajada ante Nicolás de la Cruz y Julián Álvarez.
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1) El achique de espacios de Racing. La principal diferencia estuvo en la forma en la que Pizzi decidió encarar este partido. Más allá del dibujo (de aquel 4-2-3-1 a este 4-5-1), que es algo secundario, Racing apostó por achicarle los espacios a River hacia atrás. No hubo presión alta ni intermedia, en la mitad de la cancha. El plan fue ser un equipo corto, parado en 35/40 metros, con dos futbolistas (Fabricio Domínguez y Chancalay) preocupados por las proyecciones de Vigo y Casco, los laterales de River. O sea que la idea incluía abarcar también lo ancho para que el equipo de Gallardo no pudiera prosperar por las bandas. Así, esperando en campo propio y tomando a los volantes más creativos (De la Cruz y Palavecino), impidió que su rival pudiera progresar a través de pases entrelíneas.
2) La atención y la concentración. Se puede ser un equipo corto, esperar en campo propio y reducir los espacios. Pero si no se tiene el compromiso y la concentración suficiente para no perder la marca, para hacer los relevos, para perseguir al rival designado sin permitirle recibir con tiempo y espacio, el posicionamiento sirve de poco. Racing fue con una idea definida al Monumental y tuvo orden y la suficiente atención para llevarlo a cabo. Incluso con diez, tras la expulsión de Cáceres, no se apartó de su objetivo de mantener siempre el orden.
3) Las carencias de River con la pelota. Ante un rival replegado, con mucha gente cerca de Arias, el arquero rival, el equipo de Gallardo dominó la posesión pero pecó de dos cosas. Por un lado, no movió la pelota de un lado a otro con suficiente velocidad como para desacomodar las líneas defensivas enemigas. Cuando aceleraba de manera individual, por lo general terminaba chocando ante la alta densidad de la estructura defensiva de Racing. Por el otro, no aprovechó la zona donde tenía superioridad numérica: el 2v1 de sus zagueros centrales frente a Copetti. Ni Maidana ni Paulo Díaz condujeron para atraer marcas y liberar espacios para sus compañeros. Tampoco hubo pases filtrados para intentar encontrar a los volantes ofensivos en una zona donde pudieran ser más desequilibrantes. De la Cruz y Palavecino retrocediendo hasta la mitad de la cancha para recibir la pelota fue una buena noticia para Racing, que los veía alejados de su área.
5) Los cambios. Racing, con la roja a Cáceres, pasó a un 4-4-1 y Pizzi sacrificó a Piatti, el de menor movilidad en el medio, para poner a Pillud y rearmar la línea de cuatro atrás. Gallardo, en tanto, metió a Carrascal, más desequilibrante desde la gambeta, por Palavecino y a Fontana por Borré para ser referencia en el área. Pero a esa altura, el DT de Racing ya había colocado a Orban en el fondo para armar un 5-3-1 y reforzar la retaguardia. River terminó con seis jugadores ofensivos en cancha (De La Cruz, Alvarez, Carrascal, Fontana, Girotti y Suárez) pero entre ciertas fallas en la ejecución y la sólida tarea de Arias, no pudo ganarlo.
/Escrito por VIcente Muglia para Olé de Buenos Aires
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