El “Timao” aseguró su paso a la decisión del mayor torneo de las Américas por la primera vez en sus 101 años de historia. Con un gol de Danilo, el empate a uno bastó para desatar la fiesta de millones de albinegros.
Por Cauan Biscaia C.
cbiscaia@todofutbol.cl
Síguelo en Twitter: @CauanBiscaia
BRASIL.- Es el equipo que tiene la segunda mayor hinchada de Brasil, y una de las mayores del mundo. Cuna de grandes cracks de la historia del fútbol brasileño, dueño de la barra más apasionada del país, una popularidad inmensa en la nación pentacampeón mundial, cinco veces campeón brasileño, una vasta gama de glorias que lo caracteriza como uno de los tres más grandes equipos de fútbol del terreno canariño, pero algo le faltaba. Un hueco en sus 101 años de historia, una deuda y un gustito que jamás su hinchada pudo saborear: la final de una Copa Libertadores. Ahora se pueden chupetear los dedos, porque el Corinthians está en la gran decisión del colosal torneo de clubes de la América Latina.
De frente no había cualquier rival. Uno de los favoritos en esta edición, el Santos de Neymar y compañía, dio pelea pero no encantó. Desde el 8-0 apabullante que aplicaron sobre el Bolívar, por la revancha de los octavos de final, no volvieron a ser el mismo equipo que encantó a los ojos de muchos latinoamericanos. Irregular, el equipo entrenado por Muricy Ramalho no fue capaz de romper la disciplina táctica corinthiana, chocó con monstruos como Chicao, Leandro Castan, Paulinho, Ralf y Fabio Santos, y con apenas una llegada al arco rival (el efectivo gol), se despidió de la Copa con las manos vacías y la frente decaída. Como el fútbol presentado en las últimas instancias del certamen.
El partido fue de mucha marcación, mucho roce y poca vistosidad brasileña. Necesitando de la victoria, por haber perdido el primer partido 1-0, el Santos dominó la posesión del balón pero no incomodó el arco defendido por Cassio. De hecho, ofrecía contragolpes amenazadores a Corinthians, que tampoco los supo aprovechar. Solamente en un tiro libre de Alex, que hizo el balón besar el poste de Rafael, pudo asustar al cuadro visitante. A los 38 minutos, vino el gol santista. Neymar inició la jugada individual, abrió por la banda derecha con Alan Kardec, centro y Borges entró rematando, la pelota chocó en el palo y volvió regalada para Neymar, que solo empujó con la canilla el primer tanto de la noche. Faltaba uno más, o en la peor de las hipótesis, llevar la decisión a los tiros penales.
Nada tan cruel que un gol tempranero para bajar el ánimo y romper con toda la charla motivacional del entretiempo. Esto fue lo que le pasó al equipo de Neymar. Cuando el reloj cumplía su segunda vuelta del puntero, Alex cobró un tiro libre venenoso, el balón fue desviado por Liédson (ingresado para la segunda parte) y llegó al pecho de Danilo, que lo bajó y remató con una calma y categoría de quien ya había estado en esta instancia de Libertadores. Y de hecho estuvo. Danilo fue campeón del dicho torneo con Sao Paulo en 2005, y siete años después, vistiendo la camiseta del mayor rival, hizo historia al convertir el gol que daría la clasificación del Corinthians a su primera final de la Copa.
No habría necesidad de entrar en detalles sobre las demás jugadas de la etapa complementar, porque fueron para el adorno angustiante de la fiesta posterior. Cuando el árbitro Leandro Vuaden pitó el final del encuentro, lágrimas y abrazos circularon por el Estadio Pacaembu. El equipo que tuvo la valla menos vencida del campeonato (apenas tres goles sufridos), se da el gusto de esperar a su rival de las dos grandes finales el 27 de junio y 4 de julio. El adversario saldrá del duelo entre Universidad de Chile y Boca Juniors, mañana, a las 20:15 horas, pero solo por tener a casi 30 millones de energías positivas empujando a los jugadores rumbo al inédito título, se puede predecir que no será nada fácil sacar el trofeo de las manos del “Timao”.
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