El arquero chileno tuvo dos tapadas fundamentales para mantener el empate de la Academia ante Corinthians. En la última jugada del partido evitó lo que era el gol del triunfo brasileño
Bajo una lluvia por momentos torrencial, Racing libró una batalla de la que salió muy bien parado en San Pablo. Fortalecido, con la cabeza bien el alto, se fue del Neo Quimica Arena con una muy buena imagen. No ganó, pero el empate, más la forma, le dejó argumentos de sobra para pensar en positivo de cara a la revancha del jueves 31, en el Cilindro. Sin respetar a su rival más allá de ser visitante. Sin dejarse atropellar por el marco, la Academia jugó con el corazón. Tuvo contundencia en las chances que generó. Luchó cuando era necesario. Defendió con orgullo. Sufrió sobre el final con esa pelota que Ángel Romero no llegó a conectar abajo del arco y Arias lo salvó con el mano a mano que tapó. Supo padecer en ese final y se descargó con último pitazo. En la ida por la semifinal, Racing empató con Corinhians y sueña con la final de la Copa Sudamericana.
El golazo de Maximiliano Salas, con el empeine y de aire, había colocado a Racing en un escenario prometedor, inmejorable. A apenas seis minutos de comenzado el partido ya ganaba 1-0 y le tiraba más presión a Coritnhians, que empezaba a jugar con el nerviosismo propio y el que bajaba de las tribunas. La Academia, con pelotazos, demostraba que podía generarle problemas a un rival desequilibrado, picante arriba y flojo atrás. Pero fue esa parte de adelante la que enseguida hizo pesar el local, más las concesiones de la Academia.
A los 10′ lo empató Yuri Alberto con una gran definición por encima del cuerpo de Gabriel Arias. Un rato después, a los 33, otra vez Yuri Alberto aprovechó un quedo de la defensa. Tuvo espacio y tiempo para sacar un derechazo que se le metió al arquero de la Academia. Y lo daba vuelva. El equipo de Gustavo Costas lo jugó siempre de igual a igual. Con una línea de tres que mutaba en línea de cinco, el conjunto de Avellaneda fue osado. No se replegó, buscó el arco de enfrente como lo hace siempre. Y Gabriel Arias evitó otro gol con una gran tapada abajo tras un cabezazo desde un córner. Apostó a recuperar y salir rápido en largo para Maravilla Martínez o Salas. En esa dinámica, Juanfer Quintero la veía volar. No participaba casi.
El partido se desnaturalizó en el tramo final de la etapa inicial por la gran cantidad de agua caída. Había charcos en algunos lugares y la pelota allí se frenaba. En otros, picaba y se disparaba. pese a ese contexto difícil, Juanfer empezó a estar más activo y a juntar pases por bajo.
Lo jugó con mucha ambición
Racing se plantó en el comienzo de la segunda parte con una autoridad avasallante. Como si jugara en el Cilindro, se paró en campo brasileño. Tuvo audacia. Ganaba los duelos individuales, los rebotes. Se imponía en casi todos los sectores y monopolizaba la pelota. Cuando la perdía, la Academia la recuperaba rápido. Y animado, en una de las acciones, apareció Martirena para dibujar un golazo. Metió un caño, avanzó, se la tocó a Almendra, recibió la pared y le pegó abajo. Selló el 2-2 y a partir de ahí pareció que si acertaba en otro ataque en cualquier momento Racing podía meter el tercero. El juego se hacía de ida y vuelta porque el Timao también tenía la mirada en el área rival.
Racing leyó bien el partido. Fue equilibrado. Supo que el empate sería n buen resultado, pero no se metió atrás y tampoco fue a buscar el tercero asumiendo demasiados riesgos. Nardoni empezó a quitar más, ya Racing estuvo más balanceado en la zona media. Costas en el ST reforzó la contención con el ingreso de Bruno Zuculini por Almendra. La Academia lo siguió jugando con mucha sangre, con el alma, con un enorme vigor para pelear por cada pelota. Todos pasaban la línea del balón, tofos ayudaban. Luch Vietto entró por Juanfer, cansado. Aunque no pudo lastimar de contra. Racing se hacía fuerte en defensa ante Corinthians a medida que el dueño de casa iba apretando, pero sin ideas en la ida pro la semi de Copa.
En los últimos minutos Timao fue por la victoria y estuvo cerca,pero lo impidió Gabriel Arias con un tapadón en los descuentos aunque hubiera sido demasiado premio para un equipo que quedó en deuda ante su gente. Una deuda que se amplió luego de haber sido eliminado de la Copa de Brasil y en plena zona del descenso en el Brasileirao. La Academia metió dos golazos, recibió dos tantos por algunas distracciones defensivas pero luego ajustó ese aspecto. Y ya fue un escollo muy difícil para el local. Racing empató con Corinthians y dio un gran paso con vistas a la revancha por la semi de la Copa Sudamericana.
/Escrito por Nicolás Montalá para Racing de Alma
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