Universidad Católica tampoco tuvo luz en Curicó. Hasta la suspensión del juego, Curicó Unido le ganaba bien al puntero por 2-0. Era una de las versiones más descafeinadas del elenco precordillerano.
Curioso es decir poco. ¿Qué habrá craneado Ariel Holan? ¿Cómo pretendía plantear el partido ubicando a Lezcano y Valencia como volantes? Lo cierto es que los franjeados alinearon a cinco delanteros. Mientras los dos antes mencionados eran “interiores”, apoyando a Saavedra, arriba estaba el trío Munder-Zampedri-Puch. Un experimento que ya se vio ante la U. de Concepción, cuando el propio Valencia fue “armador”, jugando detrás de Zampedri, algo que no le resultó a la UC esa vez. Con Pinares agotado post Eliminatorias y Aued lesionado (no confiando en Silva y Buonanotte), el DT apostó por un peculiar esquema. Si lo proyectado era copar los espacios y atosigar al rival en su campo,nada de aquello se dio
Curicó, con un planteo más lógico, leyó mejor el juego. Más allá de que hayan encontrado la ventaja mediante cobros a instancias del VAR, fueron más que su rival. Larcamón también sorprendió, porque Paulo Garcés ni siquiera se vistió.
En el minuto 25 ocurre el primer penal cobrado en contra de Católica. El balón da en la mano de Fuenzalida, antes de que Dituro embistiera al Chapa y lo dejara tirado en el césped. Nicolás Gamboa revisa la jugada y cobra. El 1-0 lo hizo Parra. A los 39′, el replay. Nuevamente el juez cobra la pena máxima recurriendo a la pantalla, tras un pisotón de Saavedra a Cavalleri. Cobra Facundo Castro y convierte.
Para el complemento, la UC sale con una alineación más lógica. Entra Parot por Munder y Pinares por Valencia. Así, Rebolledo pasa a la franja derecha, Fuenzalida sube como interior derecho y Lezcano vuelve a su posición natural de puntero por una banda. Salieron con otra disposición y encontraron un penal en los 48′. Esa fue la última acción del duelo. Después no había luz.
/Escrito por Carlos Tapia para La Tercera
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