Después de muchas desilusiones cosechadas, San Lorenzo le puso punto final a un semestre para el olvido. Lo hizo con mucha pena y sin gloria. Lo hizo enterrando el sueño de pelear en la Libertadores. Lo hizo defraudando en la Copa de la Liga Profesional. Lo hizo despidiéndose de sus chances de avanzar a los octavos de la Sudamericana dos fechas antes de la finalización de la fase de grupos. Lo hizo en medio de una crisis futbolística e institucional que derivó en la partida de Diego Dabove y en el pedido de licencia del presidente Marcelo Tinelli. Lo hizo ganándole a Huachipato como visitante con muchos pibes para dejar un leve cambio de imagen, aunque no sirvió para modificar todo lo malo hecho en el resto de la temporada. ¡Última copa!
Con un total de 12 bajas, sumando casos de Covid, lesionados y la partida de los Romero a Paraguay, Pipi Romagnoli apostó por los juveniles y una línea de cinco defensores para contrarrestar a un Huachipato que llegaba con chances de pelearle la clasificación a Rosario Central.
Uvita Fernández metió un doblete (el primero en clara posición adelantada) y Luis Sequeira convirtió el otro en un encuentro en el que el equipo azulgrana no mostró fisuras, algo que le costó reflejar en la temporada.
Y pese a la propuesta ofensiva del conjunto chileno, el Ciclón superó tácticamente a su rival de principio a fin. ¿La fórmula? Cortar y hacer ataques directos aprovechando los espacios. Así, desnudó las falencias de un equipo que con muy poquito lo había superado en el Pedro Bidegain.
/Ole
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