Con garra, con amor propio, con un sentido de pertenencia que se contagió en todo el país y el mundo, la Selección de Paraguay derrotó a Brasil con un golazo de Diego Gómez, por la octava fecha de las Eliminatorias Sudamericanas camino al Mundial 2026.
Después de muchos sufrimientos, después de épocas en las que se tenía que mirar hacia abajo y resignarse a tragar veneno, la Albirroja por fin recordó su esencia y de la mano de un señor entrenador como Gustavo Alfaro, que le devolvió la identidad, se plantó en Asunción y le dijo a la pentacampeona del mundo: ¡Acá mando yo, carajo!
CAMBIO DE FICHAS, MISMA SOLVENCIA. Gustavo Alfaro tuvo que cambiar la dupla central; decidió poner a Fabián Balbuena por el sancionado Gustavo Gómez y hasta le dio la cinta de capitán. Pero también realizó un cambio pensando en el rival y le pegó en el ojo; la velocidad de Juan Cáceres fue ideal para detener a Vinicius Jr., por lo que Gustavo Velázquez tuvo que esperar en el banco.
A las movidas iniciales se le sumó otra y de nuevo por obligación. «Kururu» Velázquez saltó al campo de juego por Omar Alderete en el minuto 39, quien sufrió una lesión muscular por culpa de una desleal patada del joven delantero de la «Canarinha», Endrick, quien ni siquiera fue amonestado.
PACIENCIA, ORDEN Y EFECTIVIDAD. La Albirroja no tuvo ningún drama en regalar la pelota a Brasil en los primeros 15 minutos y le hizo un homenaje al juego ordenado y táctico. En bloque y a sabiendas de que la gloria tiene un precio alto, los muchachos corrieron desde el pitazo inicial hasta que el árbitro oficializó el triunfazo guaraní, en el minuto 96 y luego de brindar una batalla sin igual, como en los viejos tiempos, como homenaje a los grandes héroes e ídolos de nuestra historia.
El orden comenzó a enojar a Brasil, que no supo qué hacer del balón, hasta el punto de perder la calma y empezar a pegar más que Paraguay, que al adelantar sus líneas se percató de que la «Canarinha» era bastante vulnerable en la zona defensiva.
Una de las virtudes de Gustavo Alfaro fue tocar la tecla correcta para que todo, absolutamente todo salga bien adentro del campo de juego. El estratega argentino apostó por una defensa férrea, bien parada en todo momento y con un mediocampo predispuesto a rotar, presionar, marcar y que se cansó de recuperar balones.
HOMENAJE A LA ELEGANCIA. Diego Gómez rescató a la caprichosa en el borde del área rival y se acomodó como para pasarla hacia Miguel Almirón. Sin embargo, como si fuera un mago metiendo la mano en la galera, el oriundo de «Mburika Reta» engañó a todos, hizo «viajar» a Bruno Guimaraes con un enganche fenomenal y firmó una obra de arte; disparó con la parte externa del pie y el balón terminó durmiendo dentro de la portería de Alisson luego de pegar en el palo. Primer gol para el jugador del Inter Miami en la Selección Absoluta.
EL ARTE DE SABER SUFRIR. Como en los viejos tiempos y a modo de dar la derecha al entrenador Gustavo Alfaro, los jugadores de Paraguay no negociaron la actitud y la garra; el espíritu combativo terminó contagiando a todo el estadio que además del grito de guerra hizo bajar el popular «Ole, Ole, ole» hasta de manera peligrosa en varios lapsos del compromiso.
BUSCANDO COBRE, ENCONTRÓ ORO. Para muchos fanáticos y hasta entendidos en la materia, sumar un punto ante Brasil era un buen negocio pensando en el futuro, la misión era no perder. Sin embargo, Paraguay soñó en grande y registró su tercera victoria sobre la «Canarinha» como local en la historia de las Eliminatorias Sudamericanas.
De esa manera, Paraguay sumó 4 de los 6 puntos posibles para cerrar el combo de septiembre en la séptima posición con 9 puntos, arriba de Bolivia (octavo) por diferencia de goles. Ahora mismo la Albirroja está en zona de repechaje, pero con todo un camino por recorrer aún para llegar al Mundial Norteamérica 2026.
PODIO. Hacer un podio podría resultar hasta injusto para el resto de los muchachos debido a que no hubo casi puntos bajos hasta el punto de que el propio Diego Gómez, que terminó como el gran héroe por registrar el único grito sagrado, tranquilamente puede quedar afuera.
Juan Cáceres, quien borró prácticamente a Vinicius Jr., candidato a ganar el Balón de Oro, Damián Bobadilla, que aún estando amonestado siguió corriendo, metiendo, jugó a un gran nivel y también hizo jugar. Y es imposible no nombrar a Miguel Almirón, quien en este combo cambió las críticas por los elogios y ante Brasil volvió a confirmar lo que hizo ante Uruguay; partidazo a favor del equipo.
/Versus
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