No hay mañana. En serio no. Con esta Selección Colombia confusa, carente de rebeldía, inofensiva hasta la desesperación y mal orientada, no hay otro rumbo que el adiós en esta Eliminatoria al Mundial de Catar 2022.
Se acabó lo que quedaba de optimismo… o mejor, lo mató este equipo que cayó 1-0 contra Argentina en el partido que tenía que ganar o al menos no perder para mantener viva la llama, débil y tímida como el ataque nacional, pero viva al fin. Este mismo equipo le dio el soplo final.
No mereció otra suerte y sumó 646 minutos sin gol. ¿Cómo es posible que Anguila y Colombia compartan el récord de más tiempo sin una sola celebración? La única diferencia es que ellos no tenían plan de ir al Mundial, la tricolor sí.
Y sí, no era el partido para salir a proponer, había que tener cabeza fría en el show de Di María librándose de la marca y metiendo el primer susto a los 15 minutos en un remate que por fortuna salió abierto; y después era esperar el contragolpe, ese que, por primera vez, intentaban Borja y Díaz, este último vistiéndose de 9, disparo que evacuaron sin sufrir los locales. Pero en teoría era por ahí, esperar y castigar… como Perú en Barranquilla.
El problema es que quien tanto teme al error termina equivocándose y a Colombia la delataba su imprecisión: Acuña tenía el valor que su rival extrañaba y calculaba el pase a un Lautaro, quien a su vez se deshacía de Tesillo, y ya de frente al arco, apuntaba a Vargas como en un pelotón de fusilamiento. El gol para el 1-0 se demoró 29 minutos. Parecía demasiado tiempo…
Hasta que por fin vino un pase largo, y por fin Díaz metió el pase que haría la diferencia y Borja no supo qué hacer y la devolvió atrás pero ya Lucho no tenía ángulo, Uribe se dedicó a mirarlos debajo del arco… la historia de Colombia en toda la Eliminatoria: ¿por qué parece que les quemara la pelota?
No era distinto el complemento: Acuña probaba de afuera a Vargas cuando cedía Colombia una falta lateral y a Vargas le tocaba volar al doble intento de Di María, este sí con el arco en la frente, con la confianza y la ambición para pegarle desde afuera, este sí como si quisiera ganar el partido. En Colombia un solitario intento de James, en tal vez la única sociedad que logró armar con Cuadrado, y fin de la historia.
¡No! ¡Esperen! No era el final, todavía faltaba el show de nervios de Rueda: se fue James por Luis Suárez (el que ni siquiera estaba convocado y entró de emergencia), por fin se fue Uribe y, según el DT, era Cantillo el creativo que necesitaba el equipo (¿creativo?), en la desesperación llegaba a Valoyes a jugar en su cancha, la de Talleres, y parecía más visitante que todos sus compañeros y al final entraba Falcao como para no fallarle… Todo inocuo, todo en vano. ¡Ni un solo cambio resultó!
Colombia cayó con total justicia contra una Argentina que casi pareció no querer hacerle más daño a su rival, que no quiso acelerar y hacer ver peor a a un moribundo, que no sufrió un solo minuto el partido y ni se enteró que el de la urgencia era justamente el que jugó de amarillo.
Fue otro día más en la oficina para Colombia, con jugadores presa del pánico, lejísimos de esa rebeldía que prometieron antes de este duelo y con un DT nublado, sin plan B y sin chispa para darles a sus dirigidos, perdidos y espesos como él, una sola solución. No hay traje para ir a la Copa Mundo, aunque una cadena de milagros matemáticos cambie el fin, que parece sentenciado: si preguntan por Colombia en Catar, mándenles nuestros saludos.
/Escrito por Jenny Gámez para Fútbolred
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