El conjunto azulgrana pierde contra el Granada en el Camp Nou y ya no depende de sí mismo para ser campeón de la Liga
Oportunidad desaprovechada. Paso atrás inesperado. El FC Barcelona no podía fallar si quería completar su resurrección. Y lo hizo. El conjunto azulgrana fue incapaz de ganar al Granada en el Camp Nou y no pudo asaltar el liderato de la Liga Santander que tanto tiempo llevaba anhelando y persiguiendo. Una segunda parte desastrosa imposibilitó a los culés afrontar las cinco ‘finales’ restantes del torneo doméstico en la posición de máximo privilegio de la clasificación. Los de Ronald Koeman, que acabó expulsado, ya no dependen de sí mismos para proclamarse campeones de la competición de la regularidad. O de la irregularidad, mejor dicho. El Granada llegó a Barcelona sin urgencias, pero dio mucha guerra y se llevó los tres puntos contra todo pronóstico.
Rotaciones azulgranas
Koeman realizó algunos cambios iniciales (Ilaix Moriba y Umtiti dieron descanso a Pedri y Lenglet) y confeccionó un once titular con siete futbolistas formados en la Masia. Se vieron las caras dos equipos claramente opuestos: el que más pases completa por partido y el segundo que menos. El guion estaba escrito y el transcurso de los minutos no lo modificó ni un centímetro. El Barça tuvo la posesión desde el primer minuto al último. Los locales no tardaron demasiado en cerciorarse de que tendrían que mover rápido el esférico si querían descongestionar el duelo y desordenar a los de Diego Martínez, muy bien plantados sobre el verde. No cabía ninguna duda de que era un partido trampa.
El gran protagonista de la primera mitad fue Leo Messi. Respaldado por Griezmann, muy activo, y Busquets, otra vez imperial en el medio del campo, el argentino no dejó de proponer acciones de peligro hasta que vio portería. Lo hizo antes de la media hora de juego, tras una buena combinación con el francés. El ‘principito’ volvió a ofrecer un buen rendimiento y llegó a tener una oportunidad clara para marcar. Antes del descanso, el capitán también desaprovechó un mano a mano contra Aarón. El Barça perdonó. Jugó con fuego y acabó quemándose en una segunda parte que se pareció poco a los 45 minutos iniciales.
Errores defensivos imperdonables
Tras el descanso, los azulgranas no se sintieron nada cómodos. Estuvieron muy lejos de lucir su mejor versión. Y se fueron frustrando con el paso de los minutos al sentirse incapaces de ensanchar el marcador. El Granada evidenció que su gran temporada no está siendo casualidad: defendió con solidez e intentó morder cuando vio espacios en la defensa culé. Los encontró. Ter Stegen no tuvo trabajo hasta que, en el minuto 63, Luis Suárez habilitó a la perfección a Darwin Machís. El venezolano aprovechó la poca contundencia local y no perdonó. Los de Diego Martínez olieron sangre contra un Barça demasiado frágil y poco concentrado. Y no lo desperdiciaron. Completaron una exhibición de personalidad increíble.
El Barça repitió errores del pasado y disputó los últimos minutos obligado a marcar el segundo. Y sin Koeman, expulsado por protestar. Como en la Copa, los culés se abonaron a la épica, pero en esta ocasión el final no fue feliz. Las entradas de Dembélé, Trincao y Pedri no tuvieron las consecuencias esperadas y las llegadas peligrosas a la portería del Granada brillaron por su ausencia. El conjunto catalán no consiguió ni un empate que lo hubiera permitido continuar dependiendo de sus resultados para ganar la Liga.
Sin capacidad de reacción ni alma, los catalanes lamentaron un tanto de Jorge Molina cuando faltaban 10 minutos para el final del partido, otra vez tras un error defensivo imperdonable. Abatido, el equipo azulgrana encajó una decepción que le recordó con dureza que, se encuentre en una temporada de transición o no, vive en una montaña rusa de emociones, juego y resultados. Los últimos instantes del compromiso volvieron a destapar las carencias futbolísticas barcelonistas: más allá de atajar centros laterales sin sentido, Aarón no tuvo que hacer ninguna intervención para evitar el empate. El liderato de la Liga se escapó de las manos de un Barça que se las prometía muy felices y que afronta las últimas semanas de competición sin margen de error. Y con el ojo puesto en los partidos de los otros aspirantes al trono.
/Sport
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