Un gol del inglés en el minuto 94 resolvió un partido que se le había atragantado al Real Madrid por culpa de su mala puntería y el buen trabajo del portero del Unión Berlín
El Real Madrid se volvió a encomendar a Jude Bellingham para resolver en el último suspiro un partido que se le había atragantado. El inglés derribó la muralla en el único despiste de la defensa del Unión Berlín, que hasta ese momento había aguantado todas las acometidas del conjunto madridista gracias al buen trabajo de su portero y a la mala puntería de los delanteros blancos. Pero Bellingham resolvió el entuerto y permitió que su equipo prolongue su racha victoriosa en su debut en la Champions League.
El plan inicial de Carlo Ancelotti no funcionó. El equipo blanco salió con muchos ánimos y dispuesto a resolver el primer compromiso de Champions por la vía rápida, pero la resistencia del equipo alemán fue más intensa de lo esperado.
El asedio a la portería del Unión Berlín durante este primer tiempo se limitó tres cabezazos de Joselu (3′, 6′ y 24′) y a un resbalón inoportuno de Bellingham (33′) cuando se encontraba en una situación inmejorable. Poco más. La presión local se fue diluyendo, aunque el balón fue totalmente suyo y se jugó casi siempre en campo visitante.
Los alemanes, muy inferiores técnicamente, se limitaron a dar señales de vida en ataque en los primeros compases, pero enseguida vieron que el partido les exigía zafarse en defensa y emplearse con orden y solidaridad si querían sacar algo positivo de su debut en la máxima competición continental. Rüdiger se interpuso nada más empezar evitando el remate de Behrens y poco después el mismo jugador probó suerte con un cabezazo que salió por encima del larguero.
El Unión Berlín fue reculando y reculando hasta instalarse en las inmediaciones de su área. La consigna era defender con uñas y dientes el 0-0, y logró mantenerlo en el descanso. Los berlineses apostaron por cerrar muy bien los espacios y las líneas de pase, y el Real Madrid no encontró la fórmula para crear situaciones claras de peligro, salvo en los citados centros al área que remató sin acierto Joselu.
El descanso despertó a los blancos de su letargo, que salieron dispuestos a acabar con la incertidumbre. Rodrygo dispuso de dos grandes ocasiones de forma consecutiva en el 51′, pero no acertó ni en el primer mano a mano con el meta visitante ni en la posterior volea, que fue repelida por el poste.
El Real Madrid salió con una marcha más y no tardó en buscarle las cosquillas a su rival, que siguió a lo suyo, fiándolo todo a su defensa. El balón circulaba con mucha más velocidad que en el primer tiempo y el Unión Berlín empezó a sufrir de lo lindo.
Joselu tuvo el gol en sus botas, pero su primer remate fue rechazado por Ronnow y el segundo se estrelló en el poste tras volver a desviarlo el meta danés, que volvió a ser decisivo pocos minutos después tras un espectacular zurdazo de Modric desde la frontal. Ronnow lo desvió a córner con la punta de los dedos.
El Real Madrid percutía e insistía, pero sin puntería en el último remate. Kepa era un simple espectador, ya que el partido estaba completamente volcado hacia la portería visitante. El asedio se fue intensificando, pero las imprecisiones producto de las prisas se aliaron en contra de los intereses de los blancos. Joselu volvió a rozar el gol en el 83 en un remate de espaldas a la portería que se marchó rozando el poste.
Pero un día más volvió a aparecer la épica del Bernabéu. Bellingham se encontró un regalo inesperado en el descuento tras un doble rebote después de un disparo de Valverde y acabó con la incertidumbre. El córner fue pésimamente defendido por el Unión Berlín. Fue su único lunar en este apartado, pero le bastó al Madrid para sumar los tres primeros puntos en la competición.
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