Los azulgrana tuvieron que remontar el 1-0 inicial para eliminar a un rival de Primera RFEF como Unionistas y estarán en la siguiente ronda a pesar de ofrecer un partido gris
Ya pasó, y con éxito, el ‘marrón’ azulgrana de la eliminatoria a partido único en Salamanca ante un rival inferior. El Barça y Xavi salvaron un ‘match ball’ ganando ante Unionistas de Salamanca (1-3) y lograron el billete a los cuartos de final de la Copa del Rey en un partido gris, que comenzaron perdiendo tras un gol de Álvaro Gómez y que tuvieron que remontar con tantos de Ferran, Koundé y Balde. Después de sucumbir ante el Real Madrid en la Supercopa, se esperaba una reacción del equipo y la única noticia positiva fue la clasificación. El resto, lo que viene siendo habitual. Poco espectáculo futbolístico, menos juego colectivo y un equipo que sufre mucho para sacar los partidos.
Antes del inicio se presupone que Xavi tenía un plan de partido y un guion en la cabeza de lo que quería que fuese el duelo contra Unionistas pero a tenor de lo visto en la primera parte, sus futbolistas o no lo entendieron o no supieron ejecutarlo, o lo que es peor, no quisieron. El Barça no fue capaz de controlar el partido ante Unionistas en el primer acto. Como viene siendo habitual en este equipo, el rival tuvo la primera ocasión al minuto de partido. No acaban corregir lo de salir enchufados a los encuentros y Losada pudo marcar el primero al desmarcarse entre líneas y rematar fuera por muy poco. El hambre voraz de un equipo local que jugaba el partido de su vida contrastaba con la pasividad de unos jugadores visitantes que vieron la cita en Salamanca como un marrón más que como un primer paso en la recuperación del equipo después del KO en la Supercopa contra el Madrid. Y así fueron pasando los minutos. Joao Félix, el único titular que calentó con el chándal largo antes del encuentro, no sabía dónde estaba. Mientras, Ferran y Sergi Roberto discrepaban en cada acción que se la pasaban entre ellos recriminándose el uno al otro que lo había hecho mal. El medio del campo brillaba por su ausencia y sólo Frenkie de Jong tomó tímidamente la iniciativa para transitar de abajo a arriba en busca de sorprender a los locales. El recurso del Barça ante la dificultad para llegar al área con comodidad era colgar balones a Guiu, y en estas el joven cazó una que obligó al meta a lucirse. Unionistas no había llegado desde el primer minuto, pero en una contra muy bien trenzada y con la zaga azulgrana durmiendo llegó la primera estocada. Losada abrió a Serrano y este la colgó desde la izquierda muy pasada al segundo palo donde Álvaro Gómez fusiló a Peña para poner el 1-0.
El Reina Sofía estalló al grito de ‘sí se puede’ y la cara de Xavi era un poema. Viendo que los locales pudieron marcar el segundo, e incluso el tercero antes del descanso, lo mejor que le pasó al Barça fue que, casi sin quererlo, Ferran igualó el choque antes del entreacto. Joao despertó y vio como el de Foios salía en carrera, le asistió y Ferran condujo sólo desde medio campo hasta que llegó ante el meta y se la cruzó al palo derecho. Por si el ambiente no fuera suficiente favorable al público local, a Ferran no se le ocurrió otra cosa que echarse el dedo al oído para celebrarlo, despertando las iras de unos aficionados que en ningún momento se habían mostrado irrespetuosos con él.
Y de lo que fue Unionistas en la primera, a la segunda, un mundo. El ímpetu que llevó a Unionistas a meterle el miedo en el cuerpo al Barça se quedó en el primer tiempo y el cansancio tras una primera parte donde se emplearon a fondo hizo que el guion cambiase. Los locales se refugiaron a esperar atrás, ordenados, dispuestos a dejar pasar los minutos y buscar la heroica en los instantes finales. Aún así, el peligro claro del Barça brillaba por su ausencia. Xavi no quería llegar a los instantes finales con los deberes por hacer y a falta de 25 minutos dio entrada de una tacada a Pedri, Gündogan y Lewandowski. Con la entrada de los titulares el equipo dio un paso más y el segundo llegó de forma sorprendente, con un misil tierra aire de Koundé. Derechazo del central al palo largo del meta y bombona de oxígeno para el cuadro azulgrana.
El sueño de pasar a la historia se desvanecía para los salmantinos y cuatro minutos más tarde Balde convirtió lo difícil en milagroso. Internada por la izquierda del canterano, penetración en el área y otro misil directo a meta para tocar en el larguero y colarse hasta el fondo de las mallas.
Ocasiones para el Barça hubo pocas más, el cuadro culé se limitó a gestionar la renta, a esperar al final intentando que el rival no tomase aire con un gol y así, con algún acercamiento local sin éxito y dos paradones de Iñaki Peña, llegó un pitido final que supo a gloria en el seno de la expedición azulgrana. Respiró el equipo, respiró Xavi e hizo lo propio Laporta. El fantasma de la posible eliminación en Salamanca y sus consecuencias se desvaneció y todos ganan tiempo. Hay mucho trabajo por hacer, mucho que mejorar, pero con victorias es más fácil ir hacia arriba.
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