Un partido impecable, lleno de rendimientos muy altos. Crece la ilusión en el país caribeño previo al inicio del torneo continental
Ganar. Parece ser el único verbo que quiere conjugar la Selección Colombia, que se sueña todos los días con el título de la Copa América 2024.
Un gran indicio ha sido el triunfo categórico contra el local, Estados Unidos, por un 5-1 que fue un concierto, una exhibición de talento y de voracidad que es la noticia más esperada por el país, la confirmación de que cuando dicen que no van solo a competir los jugadores, realmente es una sentencia.
El inicio era trepidante y era un ensayo ideal pues a esa velocidad se jugará la Copa América. Pero como siempre, la diferencia la hace el que para y piensa: lo hizo James a los 6 minutos, ubicando el espacio en el área por la derecha, justo ahí donde aparecía el veloz hombre del Fluminense para aprovechar la vacilación defensiva y meter el remate seco arriba que abría la cuenta en Maryland.
Pero se salvaba en la siguiente acción Colombia, cuando Dávinson atravesaba la pierna y evitaba de pura fortuna el penalti.
Uribe a los 16 y Borré a los 17 fallaban en la puntada final pero aparecían para meter más presión en un equipo estadunidense que no despertaba, especialmente cuando a los 18 aparecía en una maniobra espectacular, el centro de Arias fue a la cabeza de Lerma y de ahí bajó al barranquillero, quien de chalaca resolvió y celebró, con baile incluido, junto a Díaz. Dos llegadas claras, dos goles. Imposible no ilusionarse.
Reaccionaba Estados Unidos con Robinson y Weah pero Uribe, Dávinson y Lucumí neutralizaban sus intentos, bastante tímidos por demás. En cambio Colombia cerraba con un par de llegadas, la última un balón que superó a Díaz en el medio del área y le quedó a Uribe, quien cabeceó desviado.
Arrancó, como se esperaba, Estados Unidos con sus líneas muy adelantadas y se defendían los de negro desde el arranque con el cabezazo apenas elevado de Wright, el aviso del descuento, que era obra de Weah, a los 58 minutos, en una acción en la que se confundieron -y se estorbaron- Mojica y Lerma. Ya Ríos ocupaba el lugar de Uribe, de buen trabajo en el primer tiempo y era momento de ajustar las piezas.
Reaccionaba de nuevo Colombia y se animaba en un tiro de Luis Díaz a los 60, que misteriosamente pegó en el palo y, en vez de entrar de carambola, salió rebeldemente de la raya; mismo final del remate frontal de James, en el mano a mano con el portero Turner, que salvó de manotazo el norteamericano. Se irían los autores de los goles, Borré y Arias, para dar paso a Carrascal y Durán.
En la primera pelota que tocó el recién llegado Quintero, quien reemplazó a James a los 70, se sacó dos marcas y metió un remate que le salió elevado. Pero de ahí en más vino su show.
Una linda acción de Richard Ríos, acompañando la jugada y aprovechando el pase de Sinisterra, trajo alivio. Y después Quintero se apuntó doble asistencia: primera a Carrascal para el 4-1 y luego a Sinisterra para el 5-1 final.
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