El Betis de Manuel Pellegrini se quedó con los puntos en un intenso partido. Claudio Bravo sigue ausente.
La lluvia en Sevilla es una auténtica maravilla, por mucho que sorprendiera a los poblados graderíos del Benito Villamarín. Fue maravillosa para este Betis ganador que ahormó Manuel Pellegrini, activado en su plenitud en cuanto jarreó agua sobre el prado heliopolitano, pasada la media hora.
Ahí fue donde agarraron el partido por las asas Isco Alarcón y Ayoze Pérez, dos fichajes de esta temporada, el segundo con la mili hecha, que reclaman algo de un enorme peso en el equipo bético. Algo vital y que marcó época: el corazón que representaban dos jugadores sublimes que ya no están, Joaquín Sánchez y Sergio Canales.
Ambos se han propuesto cubrir tamaño vacío con fútbol de alta escuela, lo primero, pero también con una denodada entrega, un fanatismo en cada acción que Pellegrini agradece gustoso desde su área técnica. El chileno reclamó dos refuerzos para la marcha del cántabro y el portuense, pues opina que Isco viene a paliar la baja casi eterna de Fekir, pero el malagueño proyecta una figura mayor sobre el campo.
Entre el ex madridista y el nuevo dorsal 10, por si el lector quiere más simbolismo, se terminaron de echar al equipo a la espalda tras eld escanso. Ambos fueron como jaguares a buscar al Rayo muy arriba y los madrileños se acoquinaron.
Hasta tres veces se desmarcó Isco al primer palo, una con tiro al palo previa asistencia de Ayoze (47’), otra con centro atrás que cortó Lejeune, cuando iba a engatillar Willian José (51’) y una tercera que abortó Dimitrievski con su parada (59’).
La última sucedió cuando el Betis ya ganaba. En el 56, Ayoze fortó una falta muy peligrosa, ideal para un diestro con potencia y habilidad para salvar las barreras. Léase Willian José. El brasileño no había hecho apenas nada, pero soltó un tiro violento aunque centrado que Dimitrievski no detectó. En la barrera había más gente que en la Alfalfa un Martes Santo y eso debió despistar al portero, que reaccionó tarde.
De nuevo Pellegrini leyó el partido y corrigió sobre la marcha. De salida, echó a volar a Héctor Bellerín y Juan Miranda por las bandas, o eso quiso de salida. Los laterales fueron las novedades en el equipo inicial junto con Rodri, el relevo del convaleciente Aitor Ruibal.
Rodri y Ayoze pronto mostraron su vocación de ser dinámicos, abandonar la cal de la que partían a la menor ocasión y provocar espacios, sobre todo, para la incorporación de los nuevos laterales. Isco brujuleaba por dentro, a lo que le dictara su instinto y visión. Pero el Rayo pareció tener muy estudiados los movimientos del malagueño en el mecano de y su empeño en hostigar a la gran fuente creativa de los verdiblancos le resultó en la primera media hora del partido.
Poco Betis hubo en ese primer tercio de pleito. Willian José apenas la rascó. Ayoze, como siempre, las peleó todas con valentía y criterio, pero tampoco Rodri hacía olvidar a Nabil Fekir, lo que se antoja complicadísimo, ni tampoco a Luiz Henrique, cuyo desborde en el arranque de la Liga era oro puro para estirar a este Betis tan poco elástico.
El Rayo plantó sus reales en la zona ancha y se sintió cómodo. Nada presionado. Óscar Valentín y Pathé Ciss empezaron a ganar duelos y de repente, se comprobó que Nteka andaba rápido de piernas por delante para ganar metros y plantarse en zona peligrosa. Así abrió un balón a Raúl de Tomás a la izquierda que el delantero rayista cargó de veneno con su golpeo al corazón del área. Suerte para el Betis que ningún rayista apareció por allí y que Rui Silva blocó.
El Betis llegó por fin a inquietar a Dmitrievski con un lejano tiro de Miranda que buscaba el palo derecho y se marchó por poco (14’).
Ya a los treinta minutos, en pleno chaparrón, a Dimitrievski se le escurrió la pelota, cuando el público ya espoleaba con sus decibelios a su Betis al tiempo que se empapaba en la grada. Ayoze chutó alto (38’), Rodri y Guido combinaron en el área pero el balón le fue al canario muy fuerte y no pudo rematar (41’). El Rayo se disolvió bajo la lluvia. Y Pellegrini lo vio. Ordenó mucha más intensidad en la segunda parte y la puesta en escena lo puso todo de cara.
El Rayo quiso reaccionar con De Frutos por la derecha, Camello arriba, luego Bebé y Falcao, pero Pezzella y Luiz Felipe mandaban, Abner mejoró a Miranda en la siniestra y Guardado contagió su intensidad a todos. Un remate desviado de Álvaro García en el 73 a centro de De Frutos desde la derecha y poco más, pues la falta de Lejeune que rechazó Rui Silva la hubiera invalidado el VAR por fuera de juego de Falcao.
Iba media hora de partido cuando se desató la tormenta. Los meteorólogos las bautizan. Llamémosla a esta Betis.
/escrito por Juan Antonio Solís ára el Diario de Sevilla
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